Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
El truco de los alicantinos para mantener la casa fresca sin abusar del aire acondicionado

Alicante es sinónimo de luz. La Costa Blanca presume, con razón, de ser uno de los rincones de Europa con más días de sol al año. Es un paraíso para quienes disfrutan de la vida al aire libre, del mar y de las terrazas. Sin embargo, este privilegio tiene una contrapartida bien conocida por sus habitantes: cuando llega el verano, el sol puede convertir los hogares en auténticos hornos, un hecho que obliga a menudo a activar alertas por altas temperaturas en la provincia.
El primer impulso, el más moderno, es recurrir al aire acondicionado. Pulsar un botón y dejar que la tecnología enfríe la estancia. Pero esta solución, aunque efectiva a corto plazo, trae consigo dos problemas crecientes: el coste disparado de la factura eléctrica y el impacto ambiental. Además, genera un confort artificial, a menudo con ambientes resecos y cambios bruscos de temperatura.
Es aquí donde entra en juego la sabiduría popular alicantina, un conjunto de estrategias pasivas aprendidas tras generaciones de convivencia con el calor. El verdadero truco no consiste en enfriar la casa, sino en evitar que se caliente. Y en esta misión, el control de las ventanas es el factor decisivo.
La ventana: el punto débil y la gran solución
El principal mecanismo por el que una vivienda acumula calor es el "efecto invernadero". La radiación solar atraviesa el cristal de la ventana; una vez dentro, esa energía calienta los objetos y las superficies (suelos, paredes, muebles), que a su vez irradian calor, elevando la temperatura del aire interior. El calor queda "atrapado".
Vivir en Alicante significa disfrutar del sol, pero también saber cómo proteger el hogar de las altas temperaturas, especialmente durante el verano. Más allá de toldos y cortinas, que ofrecen una solución parcial, una de las soluciones más eficaces y estéticas para regular la entrada de luz y calor es la correcta elección de las persianas.
Las cortinas, por ejemplo, actúan después de que el calor haya cruzado el cristal. Filtran la luz, pero el calor ya está dentro. Los toldos son más eficaces, pues frenan el sol antes de que impacte en la ventana, pero no todas las fachadas permiten su instalación y no siempre cubren el ángulo solar de todo el día.
La persiana, en cambio, es el elemento de defensa más completo. Una instalación adecuada puede reducir significativamente la temperatura interior, lo que se traduce en un mayor confort y un ahorro considerable en la factura eléctrica.
El secreto está en el ajuste perfecto
No todas las persianas son iguales. El verdadero "truco" que los alicantinos están redescubriendo y aplicando es la instalación de sistemas que no dejen resquicios. Las persianas estándar, aunque funcionales, a menudo dejan pequeños huecos en los laterales o no cierran herméticamente contra el marco. Por esos milímetros se filtra la luz y, lo que es peor, el calor radiante.
Por ello, cada vez más familias optan por instalar persianas enrollables a medida, que garantizan un ajuste perfecto a cada ventana, ofreciendo un aislamiento térmico superior y una protección eficaz contra los rayos UV.
El concepto "a medida" es la clave del éxito. Al ajustarse perfectamente al hueco de la ventana, la persiana crea una cámara de aire sellada entre ella y el cristal. Esta cámara de aire actúa como un aislante formidable, frenando la transferencia de calor por conducción. El sol calienta la superficie de la persiana, but ese calor extremo no llega a transmitirse al vidrio y, por tanto, no penetra en la vivienda.
Estudios sobre eficiencia energética demuestran que una persiana bien instalada y utilizada correctamente (manteniéndola bajada durante las horas de máxima insolación) puede reducir la necesidad de aire acondicionado hasta en un 40%.
Más allá del verano: una inversión todo el año
Lo más interesante de esta estrategia es que su beneficio es doble. El mismo principio físico que aísla del calor en verano, funciona a la inversa en invierno.
Durante los meses fríos, esa misma cámara de aire creada por la persiana a medida evita que el calor de la calefacción interior se "fuge" a través de la superficie fría del cristal. La persiana actúa como una barrera térmica, manteniendo el calor dentro de casa y reduciendo, de nuevo, la factura energética, esta vez en calefacción.
En definitiva, el truco alicantino no es otro que aplicar la lógica de la arquitectura mediterránea tradicional —protegerse del sol antes de que entre— con tecnología moderna. No se trata de renunciar al aire acondicionado, sino de usarlo de forma inteligente: como un apoyo puntual y no como la única solución. Una inversión en persianas de calidad y a medida se amortiza rápidamente, no solo en dinero, sino en confort y sostenibilidad.












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