Domingo, 07 de Septiembre de 2025

Actualizada Domingo, 07 de Septiembre de 2025 a las 14:09:56 horas

RAFAEL SIMÓN GALLARDO
RAFAEL SIMÓN GALLARDO Domingo, 07 de Septiembre de 2025

María Pombo y la peligrosa apología de la incultura

La influencer María Pombo, con sus más de tres millones de seguidores, ha desatado una ola de indignación y debate tras una de sus recientes declaraciones: "No sois mejores porque os guste leer, hay que superarlo". Lo que ella pudo haber concebido como una opinión personal, ha sido interpretado por una gran parte de la opinión pública como una justificación de la ignorancia, un peligroso mensaje que, amplificado por su enorme alcance, se convierte en una apología de la incultura.

El verdadero problema no reside en si a una persona le gusta leer o no. La lectura no es un pasaporte a la moralidad, ni garantiza automáticamente que alguien sea una mejor persona. El conflicto emerge cuando la falta de interés por el conocimiento y el pensamiento se presenta no solo como algo normal, sino como un rasgo de autenticidad. En un mundo donde la cultura y la educación son herramientas de emancipación, presumir de no leer es una forma de frivolidad que se eleva a la categoría de doctrina. Es una renuncia voluntaria a ejercitar la mente, a cuestionar la realidad y a asomarse a la sabiduría de quienes nos precedieron.

Esta declaración va más allá de un simple gusto personal. Es una muestra de la banalización de la cultura en la sociedad digital. Un espacio donde la inteligencia se ha convertido en un accesorio, y la falta de curiosidad intelectual se celebra como una moda. Cuando figuras con tanta influencia utilizan su plataforma para justificar el desinterés por la lectura, lo que en realidad están haciendo es legitimar la superficialidad, y de paso, crear una nueva capa de la sociedad que considera el conocimiento como algo innecesario.

La lectura es fundamental para el desarrollo del pensamiento crítico, para forjar nuestra memoria colectiva y para no ser fácilmente manipulables. Sin ella, nos volvemos vulnerables a los titulares simplistas, a las noticias falsas y a la demagogia. La cultura no es un simple pasatiempo, es un baluarte contra la manipulación, y convertirla en algo decorativo o secundario es una grave involución.

El gesto de María Pombo no es liberador. Es un síntoma de un fenómeno más amplio: el de la ignorancia que se ha naturalizado, que ya no se oculta con vergüenza, sino que se exhibe y se monetiza en las redes. Al final, no hay nada de auténtico ni de liberador en un discurso que invita a conformarse con la mediocridad. Lo que realmente demuestra es la decadencia de una sociedad que confunde la falta de inquietud intelectual con la frescura.

 

*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...

 

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