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RAFAEL SIMÓN GALLARDO
RAFAEL SIMÓN GALLARDO Sábado, 03 de Mayo de 2025

Demolition Man

"La historia nos enseña que las sociedades que se conforman sin cuestionar a sus  líderes corren el riesgo de perder su esencia y capacidad de evolución"

El reciente apagón general que dejó a millones de españoles en la oscuridad ha suscitado una serie de reacciones que van desde la indignación hasta la resignación. Sin embargo, lo que llama la atención es la normal aceptación que predomina entre la población.

La reacción general ante la crisis eléctrica es vista de forma interesada por los colectivistas como un ejemplo de resiliencia, los mismos que acuñaron y españolizaron el término inglés mal traducido, esconden la realidad de la aceptación pasiva ante la gestión de un gobierno ineficaz después de décadas de mala educación, incultura y adoctrinamiento. 

 

Relatan las bondades de un hecho sorpresivo, la madurez de un pueblo que ante la falta de electricidad baila felizmente, se relaciona con el universo y olvida la tecnología cantando a la pachamama. Menos mal que ha durado menos de 24 horas porque si se hubiera prolongado hubiéramos vivido un verdadero Mad Max...

 

En tiempos de crisis, las masas buscan seguridad en la autoridad, aún cuando saben que esta no cumple con sus expectativas.

 

Después de las experiencias con la COVID, erupciones volcánicas, desastres meteorológicos y un largo etcétera hay una realidad incontestable: Sánchez es un gafe que nos dirige hacia la demolición, y ante este hecho, muchos ciudadanos han optado por no cuestionar las decisiones de "demolition man", lo que no quiere decir que desconozcan la incapacidad del actual Estado para manejar la crisis pero  "más vale malo conocido que bueno por conocer" además  de pertenecer cada uno a su partido y si militas en la izquierda no vas a criticar sus decisiones porque "cada perrito se lame su ..."

 

La aceptación puede ser vista como una forma de resignación, la angustia de la elección , donde la falta de acción es el resultado de una sobreabundancia de opciones no es nuestro caso,  ya que la inacción actual se debe a la ausencia de alternativas y a la creencia de que la oposición está en otros temas. 

 

La incertidumbre generada por el apagón, ha provocado que aceptemos la situación en lugar de cuestionarla y actuar. El hombre inmerso en la multitud pierde su identidad que es sustituida por la colectiva, siendo entonces impotente y conformista, cordero real de un dios inapelable.

 

Los medios de comunicación tradicionales, con poquísimas excepciones, también favorecen esta actitud de manada aborregada, los pseudo medios y los  generadores de bulos a lo largo de las redes sociales, han alzado voces críticas que cuestionan la falta de preparación del gobierno ante un evento tan disruptivo como este. 

 

Mientras Pedro aplica  su eficaz mitomanía y su sempiterna  falta de asunción de responsabilidades que en este caso solo le compete a él  mismo . 

 

La dualidad entre  aceptación y crítica, la contradicción de "El contrato social", donde el poder nunca es legítimo y el derecho del ciudadano a cuestionar a sus gobernantes es la única posibilidad, la falta de un debate crítico efectivo tras el apagón plantea interrogantes sobre la salud de nuestra democracia y la participación ciudadana.

 

La resiliencia nunca fue una virtud, poner  la otra mejilla es un error garrafal de nefasta consecuencias, en otros tiempos hubo manifestaciones por la muerte   de un único perro llamado Excalibur, entonces gobernaba Mariano y su tractor, hoy nadie alza la voz ante circunstancias que han provocado muertes y han costado millones de euros.

 

La historia nos enseña que las sociedades que se conforman sin cuestionar a sus  líderes corren el riesgo de perder su esencia y capacidad de evolución, "la crítica es la sal de la vida" y ha llegado el tiempo, después del análisis, de expresar nuestro desacuerdo con vehemencia, exigir responsabilidades y no tener amnesia en las próximas elecciones para desbancar a estos sofistas de los sillones y las moquetas que con tanta devoción ocupan. 

 

*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...

 

 
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