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Actualizada Jueves, 23 de Octubre de 2025 a las 13:58:29 horas

PAULA ANDREA DÍAZ Lunes, 07 de Abril de 2025

Avatares Ghibli: de fantasía a Ciberamenaza

. ¿A quién le estamos entregando nuestros datos?

A veces las tendencias nos vuelan la cabeza o nos hacen actuar como "pollos sin cabeza". Y me refiero a esto, por los avatares al estilo Studio Ghibli que arrasa en redes sociales: personajes dulcificados, con miradas enormes y escenarios de ensueño que nos convierten en protagonistas de nuestro propio anime.

 

Varias discusiones se han abierto en torno a los riesgos de esta tendencia:

- Derechos de autor y apropiación del estilo artístico: aunque las imágenes generadas por IA no utilizan directamente material de Ghibli (no copian escenas ni personajes), lo imitan su estilo con una precisión sospechosamente cercana.

 

- El impacto ambiental de la IA generativa por la gran cantidad de energía que requiere para producirla: Aunque la generación de un avatar es un uso pequeño en comparación, la producción masiva a nivel mundial de esta tendencia la vuelve preocupante.

Pero lo que se nos coló sin pensarlo es el riesgo real para nuestra ciberseguridad, algo que incluso resumía irónicamente un meme en redes sociales: “Y es así como OpenAI logró que todos entregaran sus registros faciales voluntariamente”.

 

- Tu rostro. No una descripción ni una caricatura, sino datos biométricos reales, capturados en alta resolución. Y no, no se quedan solo con eso. Algunas de estas herramientas también analizan tus emociones, género, edad estimada y hasta el estilo de expresión facial.

Y mientras tú compartes orgullosamente tu nueva imagen de perfil, ellos recolectan información sensible con un potencial enorme y no siempre positivo.

 

¿A quién le estamos entregando nuestros datos?

Muchas de estas aplicaciones virales tienen desarrolladores poco conocidos, alojados en países con legislaciones laxas o directamente inexistentes en cuanto a protección de datos. Y aunque técnicamente aceptamos sus términos (esa letra pequeña que casi nadie lee), el uso posterior de nuestras imágenes puede incluir desde el entrenamiento de modelos de IA hasta la venta de bases de datos a terceros.

Toda esta reflexión es porque justo hace una semana asistí a un evento de Big Data y Ciber Seguridad donde se insistió en algo fundamental: “el control sobre nuestros datos debe ser proactivo, no reactivo”.

 

Pero en el caso de estas apps, nos dejamos llevar por la inmediatez y el deseo de formar parte de la conversación viral, sin cuestionarnos si estamos cediendo demasiado por tan poco.

¿Suena exagerado? Quizá. Pero ya no estamos hablando de ciencia ficción: los deepfakes, las filtraciones de datos biométricos y la manipulación de imágenes son parte del presente.

La tecnología puede ser mágica, pero también debe ser ética, transparente y respetuosa.

[Img #26476]

 

Confieso que yo también caí. No durante la semana de furor ni con la estética Ghibli, pero sí había probado mi propia versión de avatar con el estilo que más me gusta. No usé mis datos biométricos, solo una descripción de mi profesión y rasgos: Comunicadora audiovisual, periodista… y el resultado me sorprendió. Porque sí, la IA puede ser poderosa, divertida y hasta inspiradora. El punto no es rechazarla, sino aprender a usarla con conciencia, con criterio; y, sobre todo, con respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás.

 

 

*Paula Andrea Díaz es comunicadora audiovisual y periodista.

 

 

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