Jueves, 23 de Octubre de 2025

Actualizada Jueves, 23 de Octubre de 2025 a las 11:31:38 horas

Lunes, 27 de Enero de 2025

La inteligencia artificial y la nueva brecha digital

TRIBUNA: JAVIER YEBES

 

En los años 90, la llegada de Internet supuso una transformación radical en la forma en que las sociedades se conectan, trabajan y acceden al conocimiento. Sin embargo, también expuso una de las desigualdades más significativas de la era moderna: la brecha digital. Este término, que alude a la desigualdad en el acceso, uso y comprensión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), fue particularmente evidente cuando Internet se popularizó. No todas las personas ni comunidades pudieron beneficiarse por igual, dejando rezagados a quienes carecían de recursos o infraestructura.

Hoy, más de dos décadas después, vivimos otra revolución tecnológica. Poco más de dos años han pasado desde el lanzamiento de la primera versión de ChatGPT, y la inteligencia artificial (IA) ya está moldeando nuestra educación, salud y trabajos. Pero, junto con sus promesas, la IA está agrandando una problemática que no hemos resuelto: la brecha digital.

 

El precio de la inteligencia artificial

 

Uno de los factores principales que amplían esta brecha es el alto coste asociado al acceso a la IA. Las herramientas más avanzadas no solo requieren dispositivos de última generación y conexiones de internet de alta velocidad, sino también suscripciones que están fuera del alcance de muchos. Por ejemplo, mientras la versión Advanced de Gemini cuesta 21,99 € al mes como parte del paquete Google One AI Premium, el precio de ChatGPT Pro alcanza los 200 $ mensuales.

El resultado es claro: muchas familias en situación de vulnerabilidad no pueden permitirse acceder a estas tecnologías, quedando al margen de oportunidades que podrían transformar sus vidas. Según un informe reciente de la OECD, el 17% de los hogares en España no tiene acceso a una conexión de calidad, una carencia que limita gravemente sus posibilidades de aprovechar las ventajas educativas y laborales que ofrece la IA.

 

El miedo a la tecnología

 

A este problema se suma un factor cultural: la creciente desconfianza hacia la tecnología. Durante los últimos años, sectores de la sociedad han demonizado el uso de pantallas y herramientas tecnológicas, preocupados por su impacto en la salud mental y física, especialmente en niños y adolescentes. Si bien estas preocupaciones no son infundadas, esta narrativa negativa puede llevar al rechazo de herramientas que, utilizadas con criterio, tienen un enorme potencial educativo.

Por ejemplo, aplicaciones basadas en IA como Google Lens o Microsoft Math Solver ofrecen soluciones prácticas: desde romper barreras lingüísticas hasta explicar conceptos matemáticos complejos de forma clara y accesible. Sin embargo, el miedo generalizado a la tecnología puede impedir que estas herramientas lleguen a quienes más las necesitan.

 

¿Cómo cerramos la brecha?

 

En lugar de resignarnos, debemos actuar para reducir esta nueva brecha digital. Estos tres pasos son esenciales:

  1. Educación inclusiva: Las escuelas deben liderar el cambio, ofreciendo formación sobre el uso responsable y ético de la IA. Además, deben garantizar acceso a dispositivos y conectividad para estudiantes en contextos vulnerables, asegurando igualdad de oportunidades.
  2. Políticas públicas equitativas: Los gobiernos tienen un papel crucial. Subvenciones para familias de bajos ingresos, mejora de infraestructuras en zonas rurales y programas de alfabetización digital son medidas clave para garantizar que nadie quede atrás.
  3. Cambio de narrativa: Es necesario fomentar un discurso equilibrado sobre la tecnología, que reconozca sus riesgos pero también su inmenso potencial. Campañas de concienciación pueden ayudar a las familias a ver la IA como una herramienta para el progreso, no como una amenaza.

 

Reflexión final

 

La brecha digital provocada por la IA no es un obstáculo insuperable, pero requiere un esfuerzo colectivo. Las grandes empresas tecnológicas como Google, Apple y Microsoft ya están trabajando en soluciones más accesibles, pero su labor debe complementarse con la acción de gobiernos, comunidades educativas y sociedad civil. Solo si trabajamos juntos lograremos que la revolución tecnológica sea inclusiva, beneficiando a todos y no solo a unos pocos.

 

*Javier Yebes está doctorando Tecnología educativa en la UA y es profesor de Informática en el colegio Agustinos de Alicante.


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