Morfeo en el País de las Maravillas

En un mundo donde las maravillas se entrelazan con la locura, imagina que Morfeo, un sabio de sombrero inclinado, se dirige a un joven llamado Neo, quien se encuentra en la encrucijada de su propio destino. Con una voz profunda y envolvente, Morfeo le susurra: "Debes comprender, querido amigo, que la mayoría de los habitantes de este extraño país no están en absoluto listos para ser desenchufados de la máquina del sistema. "Este "sistema", tan astuto como una liebre de marzo, es una metáfora del espejismo que todos llaman realidad, una construcción caprichosa diseñada para enredar y someter a la humanidad, dándoles un falso sentido de lo que es verdadero. La mayoría de las personas hoy vagan atrapadas en esta ilusión, como si fueran personajes de un cuento que no se atreven a mirar más allá del velo de la mentira y el engaño.

Morfeo, con su mirada sabia, sabe que para muchos, la comodidad de este sistema es preferible al inquietante y a menudo doloroso proceso de despertar a la verdad. ¡Oh, cuántas veces hemos visto a los habitantes de este país abrazar lo que conocen, temerosos de lo desconocido! Desde su más tierna infancia, han sido condicionados a aceptar el mundo tal como se les presenta, como si cada flor y cada nube estuvieran pintadas con la misma paleta de ilusiones.

Desenchufarse de este sistema es enfrentarse a una dura y, en ocasiones, insoportable realidad: que todo lo que pensaban que era real es, en efecto, una burbuja de mentiras que les rodea. Para ello, se requiere un coraje extraordinario, un deseo de abrazar la incomodidad, y, lo más importante, la disposición a dejar de lado las creencias que han tejido como su manto de identidad.

Morfeo también sabe que aquellos que todavía están conectados al sistema son, a menudo, sus defensores más fervientes. ¿Por qué, te preguntas? Porque el sistema se ha convertido en su propia identidad, como un sombrero de copa que no se quitan ni para dormir. Su sentido de sí mismos, sus creencias y sus valores están entrelazados con las fantasías y construcciones de este mundo ilusorio. Amenazarlo es amenazar todo lo que aprecian, como si se les pidiera renunciar a su propio reflejo en el espejo.

Así, para muchos, resulta más fácil defender el sistema que enfrentar la posibilidad inquietante de que han sido engañados. Y así, en este curioso país de maravillas, donde lo real y lo imaginario se entrelazan, la danza de la ilusión continúa, mientras Morfeo, con su aire enigmático, observa desde las sombras, esperando que algunos, valientes y curiosos, se atrevan a desenchufarse y descubrir la verdadera esencia de su existencia.

*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...