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ENRIQUE VILA
ENRIQUE VILA Lunes, 22 de Mayo de 2023

2.050, no gracias

Maldito progreso, he pensado esta mañana tras oír una espeluznante noticia en la radio-despertador. Para el 2.050 los entrecots de vaca no procederán del noble animal sino de una impresión 3D que combinará células de proteínas, grasas y todo lo demás, dándole la apariencia física, aroma y sabor de chuletón. Todo un avance. En 20 minutos el maldito cacharro del demonio imprimirá la carne que, de otro modo, tarda unos cinco años en criarse y estar perfecta para el consumo. Lo juro.
 
[Img #21022]
 
Después me he conectado esperanzado a internet deseando que todo fuera un mal sueño, un bulo o deterioro progresivo del oído, pero lamentablemente era verdad (1). Lo peor es que se anuncia como un avance, un logro y conquista del ingenio humano ante la escasez de alimentos y los recursos limitados del planeta. Una forma sencilla y eficaz de acabar con el hambre en el mundo sin esquilmarlo. Más. Se podrá imprimir (no sé si comer) de todo, desde chuletones de vaca rubia gallega madurada hasta caviar beluga, pasando por faisán, cochinillo, besugo, langosta o percebes. Con seguridad, habrá impresoras king size, top level o chupiguays que lo harán y otras, menos sofisticadas y más baratas, que imprimirán panceta, macarrones y chóped.
 
Después de treinta y dos años de profesión he oído (sigo oyendo), y dicho, todo tipo de mentiras y medias verdades. Realmente no sé si mi balanza de pagos se inclina más por las dichas o por las escuchadas. Tampoco me importa. Se desarrolla involuntariamente un sexto, séptimo u octavo sentido para detectarlas a distancia como el perro de caza a la presa.
Vamoraver, seguramente las empresas que desarrollan tan útil tecnología tienen en mente enviar, by the face (por la cara), cuatrocientas impresoras 3D a Etiopía, Nigeria o Sudán para dar altruistamente de comer a su población y evitar la debacle y vergüenza mundial que padecen. Absolutamente convencido de su desinterés y filantropía, así como de los elevados principios humanos que guían los pasos de las Grandes Corporaciones mundiales que financian el proyecto o adquirirán las patentes de las maquinitas. Eso sí, sin pasarnos, mandarán las que imprimen frijoles, arroz y lechugas, que siempre ha habido y habrá clases. Una cosa es dar de comer y otra la gula.
 
Aunque últimamente me creo las cosas por comodidad, es decir, no las creo pero hago como si para no discutir y, ni siquiera, hablar de ellas – así soy más feliz – por ahí no paso. La generosidad, como decía mi abuela con rural sabiduría, era verde y se la comió un burro.
 
Lo que más me jo… (joroba) del asunto no son las mentiras y falsas razones con que se pretende justificar el “adelanto”, sino lo que le rodea y significa en el fondo. ¿Desaparecerán las vacas, los bueyes, los corderos y los cerdos y con ellos los ganaderos?, ¿pasará lo mismo con las granjas?, ¿se imprimirán tomates Raf, berenjenas y pimientos para desesperación de la Vega Baja y Murcia? ¿Cómo será acudir a un restaurante a comer?
 
- Camarero.- Buenos días señores, ¿qué les apetece que les imprima hoy?. Tenemos un programa de pisto recién adquirido que está gustando mucho, si quieren lo podemos acompañar con una impresión de pan de Benimagrell.
- Comensal 1.- Gracias pero hoy me apetece impresión de bacalao ¿tenéis buen programa?
- Camarero.- Buena elección. Le recomiendo que lo elija rápido porque el técnico informático se marcha a las 16,00 hs., y el bacalao tarda en imprimirse, para estar en su punto, tres cuartos de hora. ¿les imprimo algo de entrantes?
- Comensal 2.- Sí, ponnos un variado de pulpo, puntillas y algo de jamón de Guijuelo, lo que menos tarde.
- Camarero.- Lo siento pero se nos ha acabado el cartucho de tinta del pulpo, estamos esperando al repartidor. De beber ¿qué les pongo?
 
Metidos en avances lo siguiente será implantar el recuerdo de haber estado en el bar con los amigos de aperitivo tomando cañas para no perder el tiempo desplazándose. El programa también contará con la cara de alegría de tu pareja cuando entras por la puerta oliendo a vino y la comida lleva media hora imprimida. Para los pudientes se ofrecerá uno que te dirá que no pasa nada, que te sientes tranquilamente, que estarás cansado/a de tanto levantar vidrio.
En fin, que me bajo, que se pare el autobús que no quiero llegar a ese destino. Si a este valle de lágrimas le quitas la liturgia, la parafernalia y los adornos se queda en nada. En mera sobrevivencia sin vivencia, en sensaciones falsas, en embalaje con sólo aire dentro.
 
Rachel (Sean Young – (2) recordaba la araña del granero y la tela en que vivía sin haberla conocido ni visto porque alguien decidió que así fuera. Los, las o les Wachowski (3) ya nos advirtieron pero, al menos, daban a elegir la píldora roja o la azul. Me quedo con la roja que existir por existir, como mero organismo sin más, no lo veo. Comer, beber, dormir, evacuar y demás, sin circunstancias, debe ser horrendo, aburridísimo, desesperante.
Doy gracias por mi edad, no llegaré. Si lo hago estaré para sopitas y batidos y dudo mucho que la guerra que ha soportado este envoltorio me salga gratis. No lo siento, al contrario, cada día me asusta más el “progreso”.
 
*Enrique Vila, es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados.
 
 
(1) https://www.lavanguardia.com/tecnologia/20210618/7538979/chuletones-fabricados-impresoras-3d-cocuus-ciencia-alimentaria.html 
(2) Blade Runner, la primera obviamente.
(3) The Matrix, también la primera, sin duda.
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