Día Miércoles, 01 de Octubre de 2025
Emprendedoras y autónomas con patrón común
El otro día en un encuentro con amigas hablamos del precio de los servicios que ofrecen nuestras empresas, como quieres que el proyecto salga adelante y te lo den, siempre aparece el debate de ajustar los honorarios.
Si la tarifa es baja no pareces buena profesional y, por otro lado, te sientes mal porque lo que haces realmente tú sabes que vale mucho más. Además, las facturas de nuestras empresas no se pagan solas. ¿Cómo acertar en el precio, entonces?
Cuando yo estudiaba nadie pensó que necesitábamos una educación financiera, incluso una educación empresarial. A mí, ser emprendedora, me viene de vocación, desde bien pequeña he tenido iniciativa empresarial, a los 16 años ya tenia proyectos en mente.
Cuando la empresa ha sido de hostelería o servicios, las tarifas fueron claras, pero ¿y ahora? En medio de una crisis, con multitud de competencia y en mi campo de consultora especializada en Responsabilidad Social Corporativa y objetivos de desarrollo sostenible, que son materias voluntarias para las empresas el debate de las tarifas se repite con cada vez, ya que me pongo en el lugar del cliente y pongo precios influenciada por la situación actual, ¡como si yo hubiera tenido alguna responsabilidad! Si también soy afectada.
Pero no me pasa solo a mí. Como decía al principio del artículo, toda esta reflexión partió de un debate con otras amigas emprendedoras y autónomas, donde nos dimos cuenta que es un patrón común.
La educación recibida histórica y culturalmente como cuidadoras y con el rol de evitar el conflicto, nos perjudica a la hora de negociar, así que yo me preparo varias estrategias antes de la reunión de presupuestos, como calcular la tarifa como si fuera para todo un año, repartida en meses y no de manera puntual a ese proyecto, ¿esta se ajustaría a un sueldo decente valorando las horas que voy a dedicar al proyecto?. La primera opción de un profesional tiene que ser la valoración de costes tanto en el tiempo personal que se utiliza para llevar a cabo el trabajo como el material y la logística necesaria.
De forma semejante, otra estrategia muy importante es tener controladas las emociones y los pensamientos limitantes, tengo el conocimiento, la experiencia y soy una gran profesional, si nos llenamos la cabeza de “deberías” para ser la niña buena para la que hemos sido educadas, nos desgastamos muchísimo, enfocando en lo de fuera, en lugar de en lo de dentro y normalizamos que por ser mujeres podemos hacer más de una cosa a la vez. Pues, no!. Me he propuesto eliminar este rol que nos han puesto, porque agota y porque creo que debo poner atención plena en lo que hago, ya sea en mi cliente, en mi familia o en mí misma, porque merecen mi plena atención.
Con ello consigo estar feliz, recordar más cosas, recuperar energía y tomar decisiones más acertadas para mi consultora y mi vida.
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