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ANA SAMPER
ANA SAMPER Sábado, 23 de Abril de 2022

De la piedra al lienzo

ARTE DE ALICANTE

Ha pasado tiempo desde que escribí mis primeros artículos sobre exposiciones en Alicante para el suplemento “Arte y Letras”, y posteriormente para un par de medios impresos en pequeño formato, de reparto gratuito en la ciudad.

Tras hacer un intento con un blog y una página de Facebook, otros intereses me han llevado durante varios años a otros lugares.

 

Por fin me he decidido a volver al arte, a escribir sobre arte, y por eso hace unos domingos, una mañana de primavera fría y soleada atravesaba la Calle Quintana para ir a conocer a Cristina Estañ, a ella y a su obra.

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Mi amiga Bea Vidal había organizado en su estudio de interiorismo  la primera exposición individual de la artista, “De la piedra al lienzo”. Cristina ya había expuesto en la Feria de Arte de Marbella en un estand colectivo, y aunque había oído hablar mucho de ella en los últimos años por amigos comunes, nunca habíamos acabado de coincidir, esta era la ocasión perfecta.

 

La inauguración de la muestra había sido el viernes anterior a mi visita, caras conocidas, amigos, clientes, vino, palomitas y chocolatinas, un ambiente muy Bea. Tanto ella como Cristina habían decidido, con mucho acierto, dada la amplitud de los círculos con los que se relacionan, alargar el evento durante todo el fin de semana. Este formato me permitió organizar mejor mi agenda para ir el domingo por la mañana, poder disfrutar de la sala vacía, de la artista y de su “impostada galerista”, con mucha más tranquilidad, era lo que buscaba para esta vuelta.

 

Las dos me recibieron con calidez y entusiasmo, justo lo que necesitaba, consiguieron sacar ese extraño frio primaveral que llevaba en el cuerpo. Encontrarme por fin con Cristina, conocerla y escucharla fue lo que dio sentido al conjunto. Y es que sigo pensando que conocer al artista detrás de la obra es  indispensable para acercarnos a ella. Además la perspectiva que el éxito de los dos días anteriores daba a sus palabras, se reflejaba también en el brillo de sus ojos cuando empezó a hablar.

 

Cristina y yo conectamos enseguida y rápidamente comencé a entender el porqué de su expresión plástica. Empezamos hablando de la importancia de la honestidad con uno mismo, esto es lo que la movió hace 5 años a volcarse en el arte, después de una larga y fructífera trayectoria profesional en el mundo de la moda.

 

Ella había asistido a clases de pintura desde los 6 años hasta el final del instituto, en el taller de Mari Tere Gilabert. Su impronta la llevó a estudiar Arte y Moda en la Autónoma de Madrid. Durante estos años sus maestros fueron  Miguel Tomás y Jorge Castro. Pero su influencia más marcada, que claramente queda reflejada en este proyecto, es la de la insistencia paterna de llevarla durante su infancia, junto a sus hermanas, a conocer iglesias y catedrales por toda España.

 

De ahí la piedra y el blanco, y como exponente donde ancla esta influencia, la Catedral de Granada, donde se pierde cada vez que visita la ciudad.

 

Sin embargo su carrera la llevó a especializarse más en moda que en el arte, y este camino que recorrió tanto como empresaria, como para grandes empresas, en lugar de alejarla, acabó por acercarla más a él.

 

De ahí la tela, de ahí la mezcla de texturas.

 

Lo primero que llamó mi atención precisamente fue esa mezcla de texturas, acrílico, piedra, tela….. y el blanco. Una veintena de obras en soporte lienzo de diferentes tamaños, entre las que hay un díptico y un tríptico. Cristina busca hacer llegar a las personas armonía y serenidad a través de su obra, por eso quiere que su arte sea vivido, que sea un “arte de hogar” como ella misma dice.

De ahí exponer en un estudio de interiorismo, como primera aproximación a ese objetivo, de que sus cuadros sean acogidos como una pieza más del ornamento cotidiano, pero superando la practicidad de lo mobiliario, para llenar de trascendencia los ambientes.

 

El uso de la tela como base de esta colección, tiene todo el sentido si entendemos que para la artista alcanza la misma categoría que el uso que hace de la piedra. Ambos materiales tratados con extrema delicadeza, pues es lo que requieren, uno maleable el otro rígido. Cristina los fusiona con maestría. En el color predomina el blanco, pero como una suerte de enlace con sus anteriores cuadros, aparecen el flúor, o el rojo, aquí y allá en alguna de las obras. Ella explica que no quiere encasillarse en un determinado estilo o técnica, quiere dejarse llevar por la inspiración y la personalidad propia de cada “colección”.

 

 

La exposición se puede visitar hasta el 30 de junio en el estudio de Bea Vidal en Poeta Quintana 66.

 

*Ana Samper, hija de artistas alicantinos, llevo el arte y mi ciudad en el corazón y la memoria. No pinto, pero escribo sobre lo que me gusta. Historiadora de formación, empresaria de profesión.

 

 

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