Día Martes, 16 de Septiembre de 2025
Blanqueando a los verdugos

Llega Naxto Bellido en el debate de candidatos a la alcaldía de Alicante emitido por À Punt y tiene la desvergüenza de atacar a Ciudadanos y PP alegando que estos dos partidos no clarifican su política de acuerdos porque todo el mundo sabe que van a pactar con Vox. “La extrema derecha, los enemigos de la democracia”, así lo dijo con su abstracto y esperpéntico valenciano.
No me deja de sorprender,-ya lo he manifestado en más de una ocasión-, la capacidad que tienen algunos políticos y sus respectivas siglas para demonizar a determinados partidos mientras blanquean a otros igual de malos que los que condenan. Bellido, por ejemplo, se llena la boca de insultos y reproches hacia Vox a la par que su partido, Compromís, pacta en algunos municipios con Esquerra Republicana, esta formación, a la que como ya destaqué en una columna anterior, pertenecen exmiembros del grupo terrorista Terra Lliure. El candidato a la alcaldía de Alicante de la formación pancatalanista parece no tener miedo a los radicalismos por mucho que ataque a las siglas de Abascal. Partido que define como antidemocrático al mismo tiempo que duerme tranquilo por las noches pese a que la formación independentista con la que ha ejecutado una coalición su partido ha quebrantado nuestro Estado de Derecho y con él nuestra democracia. Y tiene la decencia de dar lecciones de tolerancia… No estoy diciendo que el señor Bellido sea un tirano o un déspota, pero debería medir más sus palabras y no dar consejos sobre libertad cuando Compromis compadrea con los que silencian a todo aquel que no comparte sus tesis en Cataluña o los que han amenazado la pervivencia de nuestro sistema democrático. Lecciones vendo que para mí no tengo. Siempre han sido de dar cátedras respecto a higiene democrática mientras algunos de sus dirigentes eran imputados por corrupción o de pregonar la libertad cuando Vicent Marzá imponía la inmersión lingüística discriminando a los que no hablaran valenciano…
A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta, de que la vida no es como me la habían pintado las películas y que a diferencia que en ellas, donde los buenos siempre salen vencedores, en nuestra existencia palpable y veraz, los héroes no siempre ganan y los malos a veces encuentran resquicios para salir ilesos o indemnes del sufrimiento que han generado. Esta sociedad, que en ocasiones es experta en blanquear la maldad. Banaliza a los secesionistas, a aquellos que han intentado establecer una desigualdad entre los españoles, y satanizan a otras siglas que pese a ser peligrosas, no lo son tanto como aquellas a las que les hacen un lavado de cara. Tienen miedo a Vox, pero no a EH Bildu o a ERC. Así de triste es nuestra realidad.
En un instante de estar larga semana de campaña, un buen amigo me enseñó el titular en el que el socialista Eguiguren afirmaba que el etarra Ternera era un héroe de la retirada. Al ver ese titular, -le pueden preguntar a mi allegado si quieren-, mi indignación casi desemboca en una leve lluvia de lágrimas. En ese preciso momento, sentía que ETA había ganado y que las miles de víctimas que los malnacidos como Ternera habían ejecutado eran los perdedores de la batalla pese al desarme de la banda terrorista. Fin a las armas del grupo armado, que el otro día recordaba la Sexta Noticias, poniendo al terrorista detenido esta semana, como lo que dijo Eguiguren que era, como un héroe. Al ver esas informaciones, las trasmitidas por la cadena catalanista,-por si no lo saben el dueño de esta cadena es el financiador de muchos actos secesionistas y de TV3-, me daba la sensación de que la televisión le daba las gracias a ETA por haber puesto fin a sus años criminales. Era lo que me faltaba. Darles una palmadita en la espalda por dejar de asesinar personas. No estamos bien…
Al ver como determinadas personas destacadas de la política o diferentes medios de comunicación se dedican a ensalzar a terroristas que mataron a sangre fría a un sinfín de inocentes, me es inevitable recordar a algunos de esos nombres que perecieron por luchar por la libertad, por sus ideas, por no achantarse ante la opresión de los que ahora son ensalzados por los que dicen ser los defensores de los oprimidos. ¿Qué diría Miguel Ángel Blanco al ver como Javier Maroto y otros líderes del PP vasco presumen de pactar con Bildu? ¿Qué análisis haría el intelectual socialista Ernest Lluch al percatarse de que su formación brinda al sol con Otegui y mantiene conversaciones con los que fueron sus verdugos? Nunca sabremos lo que pensarían, porque ya no están. Su vida se les fue arrebatada por estos mismos que ahora hacen política con sus colegas de partido.
Estoy seguro de que ni Blanco ni Lluch, como otras muchas víctimas inocentes que fueron ejecutadas sin piedad por esta banda terrorista, querrían la España que vivimos hoy. Nación, cuya memoria colectiva, parece haber olvidado cuanto mal hicieron estos mismos forajidos a los que ahora tratamos con el estatus de héroes o les atribuimos la aureola de la moderación. Una España, en la que de momento,-por mucho que diga Sánchez-, ganan los radicales y déspotas mientras los demócratas pierden terreno. 15 Diputados de ERC en las elecciones generales del 28-A, 6 diputados de Bildu… El cáncer que nos acechó durante años ha penetrado en el sistema amenazando su integridad mientras algunos se empeñan en mirar embelesados pantallas de humo y monstros que no existen al mismo tiempo que los demonios de verdad, que constituyen el verdadero peligro, se esconden tras la cortina de la democracia.
Recuremos el seny, haciendo que ser valiente no salga tan caro y que ser cobarde no valga la pena.
* Jorge Brugos es miembro de Ciudadanos
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