Día Miércoles, 01 de Octubre de 2025
La bandera LGTBI+ como antídoto a la LGTBIfobia

Hace apenas 30 años, nadie hubiera imaginado que quienes sufrieron la crudeza de la represión, persecución y tortura, por el mero hecho de visibilizar su sexualidad, sacarían fuerzas del escarnio y discriminación sufrida, para construir una sociedad en que el odio, la vergüenza y el rechazo dieran paso a la inclusión, el respeto y la convivencia desde la diversidad.
Muchos han sido, los hitos de una lucha universal por los derechos y la dignidad de las personas LGTBI, los esfuerzos y sufrimiento infligido, desde los 'héroes de Stonewall', pasando por los valientes que salieron por primera vez a las calles de Barcelona, hace ya más de 40 años, a reivindicar sus derechos, su dignidad y libertad para expresar su orientación sexual.
No obstante, no puedo escribir estas líneas sin hacer alusión a un sentimiento, el de la resignación, de la que nos hemos desprendido durante todos estos años, bajo el emblema de la diversidad que representan los colores de la bandera LGTBI+. Una insignia cuya esencia, tal como explicó su creador, Gilbert Baker, radica en ser el fiel reflejo de la diversidad y heterogeneidad existente en la naturaleza, para visibilizar la convivencia y la inclusión, a través de los colores arcoíris, expresando así, la naturalidad de que cada uno viva su propia realidad, desde la dignidad, el respeto y el disfrute de la sexualidad en plena libertad.
Para este columnista, a quien la bandera LGTBI+ ha acompañado en cada una de sus reivindicaciones y pasos adelante logrados en materia de igualdad, sus colores revelan la lucha cívica por la conquista de la libertad, la igualdad efectiva de derechos y la dignidad, desterrando estereotipos, bajo el lenguaje de la convivencia, el respeto y la diversidad, a través de una bandera que forma parte, con orgullo, de nuestro patrimonio social y del imaginario colectivo, no solo de lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales, sino de toda la sociedad en su conjunto.
Avances hacia la igualdad logrados hasta el momento, como el matrimonio entre personas del mismo sexo y los avances legislativos por los derechos, igualdad y no discriminación de las personas LGTBI, como la 'Ley Trans' o la recientemente aprobada Ley para la Igualdad de las personas LGTBI en la Comunidad Valenciana, que muestran el camino hacia una sociedad diversa, plural e inclusiva, de la que quien suscribe se siente orgulloso de formar parte.
Por ello mismo, a día de hoy enarbolamos la bandera LGTBI+, como receta contra cada episodio de odio en forma de agresión, acoso y lenguaje transfóbico, proclamando la igualdad efectiva y el derecho a ser de cada persona, como parte intrínseca de su libre desarrollo de la personalidad, frente a los reaccionarios que abyectan de la libertad y en su monolítica visión, entienden la diversidad, no como valor sino como amenaza.
Es el caso de los hooligans populistas como Trump, Bolsonaro, Erdogan o Abascal. Es el caso de la regresión en materia de derechos civiles y avances conquistados, a la que se apuntan los blanqueadores del discurso del odio que obvian los ataques contra la diversidad y no reconocen el cúmulo de las agresiones sufridas por motivo de la mera expresión de la identidad y la orientación de género de cada uno. Es el caso de esos mismos necios, que pervierten deliberadamente el lenguaje, banalizando la escalada de los delitos de odio e incidentes discriminatorios en nuestro país, tratando como privilegios las políticas de igualdad para combatir la discriminación, el odio y los estigmas, pretendiendo esconder y convertir el orgullo de una sociedad diversa y plural en vergüenza, sumisión y estereotipos.
Ante la vorágine demagógica y regresiva que desprenden, este columnista, se niega a resignarse, a pensar que una sociedad moderna, abierta e inclusiva como la nuestra, pueda caer en la burda trampa de los intolerantes, sectarios y homófobos, que tratan de arrebatarnos la diversidad y los valores transversales de la igualdad que a todos nos unen, representados en la bandera del Orgullo LGTBI+.
No puedo por tanto sino decirle a los adalides de la intolerancia más rancia y caduca, como la que muestra la representante de Vox, la Sra. Rocío Monasterio, a quien molesta ver a lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales, celebrando sin tapujos su libertad para amar y expresarse; a ella y a sus sectarios correligionarios les digo, que nuestra bandera y nuestro Orgullo, cuyos valores pretenden ocultar y marginar, no nacieron para proclamar la orientación o identidad sexual de nadie, sino para exigir dignidad, respeto e igualdad, para que cada persona pueda expresar sin tapujos su sexualidad. Porque las banderas, que expresan sentimientos, ideas y emociones desde la igualdad y el respeto, son un valor que promover y no una vergüenza que esconder, mal que les pese a algunos.
Por ello mismo, frente a la regresión en materia de derechos, libertades e igualdad que instilan quienes banalizan vilmente el odio, el miedo y las represalias a las que nos enfrentamos y seguimos sufriendo las personas LGTBI+, quien suscribe seguirá saliendo a las calles a decir que el Orgullo y la bandera LGTBI+ representa la diversidad, la igualdad y la inclusión, de todos y para todos, porque mientras se siga escuchando un solo aplauso hacia un autobús tránsfobo y siga habiendo un desprecio, insulto o agresión hacia lesbianas, gais, transexuales, bisexuales o intersexuales por el mero hecho de serlo, en nuestro grito y nuestra bandera permanecerá el reconocimiento de la dignidad y derechos de todas las personas, sin importar su orientación, identidad o expresión de género.
* Jesús Salmerón Berga es asesor de Ciudadanos en la Mesa de Les Corts Valencianes y abogado.
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