Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 17 de Septiembre de 2025 a las 17:49:14 horas

JORGE BRUGOS Domingo, 03 de Febrero de 2019

El monopolio anhelado

Recuerdo la primera vez que escribí una columna relacionada con el mundo del taxi. Allegados me advertían sobre los riesgos que acarreaban tal osadía. Incrédulo, creía que exageraban. Al publicar la columna, algunos conductores replicaban al contenido del escrito con faltas de respeto e insultos hacia mi persona. Se habían quitado la careta revelándose contra el papel pacifista que, por aquel entonces, en la primera gran movilización que ocurrió en 2018, representaban para los medios de comunicación.

 

Ahora, meses después de la gran rebelión de los coches blancos, no disimulan ni se esconden. Los taxistas-portavoz, salvo en algunas excepciones, han sacado el hacha de guerra emprendiendo una batalla dialéctica contra las instituciones con amenazas, chantajes, y demagogia. Cada día, algún iluminado con anhelo de mesías nos deleita con una joya dialéctica. Que si el ministro Marlaska no debería ordenar a la policía intervenir en el conflicto por el hecho de ser gay… Que si están en juego las vidas de miles de familias… Como si los conductores de Uber y Cabify fueran una especie de máquinas de hojalata sin necesidades fisiológicas o familia, los taxistas olvidan que del trabajo de las VTC también dependen miles de hogares. Utilizando la demagogia a modo de recurso y munición, los taxistas y algún partido político necesitado de causas absurdas por las que luchar, pretenden perpetuar el monopolio del taxi. 

 

Porque, a quién quieren engañar. Estaban muy a gusto hace cinco años cuando las VTC no traficaban por ahí. Los taxistas eran los amos de la carretera. Unos tiburones en el mar del asfalto que han visto como unos nuevos escualos más jóvenes y robustos les quitan a sus presas. Rivales a los que pretenden derrotar con mentiras y engaños. Falacias como las que sostienen que ni Uber ni Cabify pagan impuestos en España. Datos manipulados totalmente falsos y replicables. Tanto una empresa como la otra tributan en nuestro territorio. Cabify lo hace desde julio de 2018, fecha en la que estableció su sede fiscal en España. Uber, sin embargo, ha pagado al fisco español 54.817 euros en impuesto de sociedades el pasado año. Todo vale cuando están en juego las cosas del comer… Soy consciente de que no todos los trabajadores del taxi son mentirosos, folloneros, chantajistas y violentos, pero sus representantes, sujetos iracundos sacados de uno de los círculos del infierno de Dante, no paran de reflejar lo contrario. Un conductor de taxi es atropellado de manera imprudente por un Uber como consecuencia del abalanzamiento de la víctima, y empiezan a manipular diciendo que un taxista ha sido agredido… Eso no es ser violentado, eso es ser un inconsciente. Cuando alguien se pone delante de un coche con alevosía es inevitable ser arrollado. Es cuestión de sentido común.    

 

Talante, que se echa en falta en el conflicto de los taxis y VTC. Aquí cada uno mira a su ombligo. Los taxistas pretenden volver al monopolio de manera indirecta sin considerar la existencia de la Ley de defensa de competencia mientras Uber también se pone gallito en cuanto se le exige cualquier requisito. Que se establece un mínimo de 15 minutos para coger vehículos VTC, pues los del coche negro amenazan con irse de Barcelona… Creo que tanto los dirigentes del sector del taxi como los de las empresas VTC tienen la suficiente madurez para sentarse a hablar, a negociar. Diálogo que no puede ser en una mesa con propuestas inasumibles como la presentada por los taxistas en la que establecen el mínimo de una hora para utilizar un VTC, iniciativa trampa diseñada para expulsar del mercado a la competencia y volver al anhelado monopolio, sino con ofertas realistas y equitativas para la convivencia entre ambas partes.  

 

El talante es imprescindible para el tendido de puentes. Obra, que debe ser ejecutada por arquitectos, por hombres templados que tengan como principal misión la de construir, no por peones y hooligans deseosos de destruir y abrir frentes. Vándalos, que, como muchos otros, no representan a todo el sector. Prefiero a los taxistas que, en 2017, que, con el atentado en la rambla de Barcelona, socorrían a los heridos y les llevaban a los hospitales sin cobrarles la carrera. A esos taxistas de toda España que se han ofrecido a llevar a las mujeres solitarias por la noche… No todos son radicales, es evidente, pero el sector no puede perder los papeles porque se les termine el chollo del monopolio, deben renovarse y diversificarse para competir. 

Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.31

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.