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PASCUAL ROSSER LIMIÑANA Sábado, 08 de Diciembre de 2018

La Constitución de todos

El periodo constituyente del 78 fue apasionante. Después de una larga dictadura, se juntaron las ganas de libertad, de democracia, del reconocimiento de los derechos humanos y de tantos otros derechos. Y todo esto liderado por la Monarquía que, desde entonces, se erigió como promotora y defensora de esos valores. Este fue un paso tan importante que algunos republicanos vieron y ven en la Monarquía un modelo de Estado posible por encima de sus convicciones republicanas. Una Monarquía Parlamentaria encarnada por un rey representativo como motor del cambio que reina pero no gobierna.

 

En ese periodo constituyente de hace 40 años, una de las votaciones marcará una época y cuyo resultado pervive y pervivirá en el futuro. Ya verán, luego les cuento.

 

Una gran mayoría del pueblo español reconoce el gran valor que tuvo la Transición española en España. Solo una minoría lo niega, quizá porque aún no habían nacido y no fueron protagonistas de ese período tan trascendental en la historia de España. Una incongruencia, como los que niegan el cambio climático. Ya saben, hay gente para todo, que le vamos hacer. Tanto es ese valor que la Transición española es un modelo a imitar en el mundo cuando un régimen pasa -de forma pacífica- de una dictadura a una democracia. Negar esta realidad es negar una parte muy importante de la historia de España y negarse a sí mismo y esto hoy sólo lo hace Pablo Iglesias y algunos de sus seguidores. Allá ellos, cada vez están más lejos de la realidad.

 

España ha celebrado los 40 años de la Constitución de 1978 como se merece, por todo lo alto. Nunca mejor dicho. Con un manifiesto reconocimiento a sus actores principales: el rey Juan Carlos, Adolfo Suárez, Santiago Carrillo, Felipe González, entre otros. Junto a los llamados padres de la Constitución: Gabriel Cisneros, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez Llorca, de UCD; Gregorio Peces-Barba, del PSOE; Jordi Solé Tura, del PCE; Manuel Fraga, de AP; y Miquel Roca, del Pacte Democrátic per Catalunya. Hicieron lo que algunos creyeron que era imposible, legislar aunando criterios con la generosidad de quienes renunciaban a parte de sus convicciones para hacer un texto que incluyera a los que pensaban diferente. Y a todos ellos hay que añadir el protagonismo del pueblo español, actor y destinatario de todo lo legislado.

 

Esta Constitución ha propiciado que en España vivamos durante el mayor periodo de paz y convivencia en democracia de la historia con una Monarquía Parlamentaria como modelo de Estado. Hoy el rey es el garante de la Constitución y, por tanto, de sus valores. Lo vimos en el fallido Golpe del Estado de 1981, con el procés de Cataluña de 2017 y después de la diu más efímera de la historia del mundo.

 

Hoy vivimos en libertad con una Constitución que da cabida a todas las ideologías, incluso a aquellas - como Podemos - que van contra el sistema, que quieren cambiar el modelo de Estado y pasar de la Monarquía a la República. Hoy no está este debate en la calle. Otros asuntos preocupan mucho más a la ciudadanía: el paro, la violencia de género, el modelo territorial, las pretensiones independentistas,… Quienes abogan por provocar la inestabilidad del Reino de España se olvidan que tuvieron su oportunidad en el periodo constituyente y perdieron, no se acuerdan de la votación que se realizó en el Congreso de los Diputados el 4 de julio de 1978. La enmienda 241 de Herbert Barrera de ERC al artículo 1 de la Constitución fue derrotada, solo votaron a favor 6 diputados frente a 317 del total del hemiciclo: fueron Emilio Gastón Sanz (Partido Socialista de Aragón), Enrique Tierno Galván (Partido Socialista Popular), Francisco Letamendía (Euskadiko Ezkerra), Ramón Trías Fargas (CiU), Arana Pelegrí (PDC) y el propio Heribert Barrera (ERC).

 

El texto definitivo de esta Constitución fue aprobada en referéndum por el pueblo español el 6 de diciembre de 1978 por el 87 % de los votos. Fue la primera Constitución española aprobada en referéndum.

 

“Con la Constitución se recoge la aspiración de la Corona de que la voluntad de nuestro pueblo quedara rotundamente expresada” -dijo el rey Juan Carlos el 27 de diciembre de 1978, día de su firma ante las Cortes- y añadió que “al ser una Constitución de todos y para todos, es también la Constitución del rey de todos los españoles”. Sabias palabras que culminan con su propósito desde el principio, ser el rey de todos los españoles.

 

Hoy podemos tomar como propias esas palabras que dicen que “la Constitución española de 1978 es el gran pacto nacional de convivencia entre los españoles por la concordia y la reconciliación, por la democracia y por la libertad”, “es la primera que materializa la voluntad de integrar sin excluir; es la primera que no divide a los españoles sino que los une, que los convoca para un proyecto común y compartido; para el proyecto de una España diferente, de una España nueva: de una nueva idea de España”, “es el “mayor éxito colectivo contemporáneo de la historia de España”. Estas frases no son mías, son del rey Felipe VI manifestadas en las Cortes el pasado 6 de diciembre de 2018, cerradas con una larga y emocionada ovación de los asistentes.

 

* Pascual Rosser Limiñana es escritor en su tiempo libre, autor de tres libros, el último una novela corta titulada "Más allá del horizonte"

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