Día Sábado, 22 de Noviembre de 2025
Yo estuve allí

El 4 de noviembre, yo estuve allí, muchos estuvimos allí. En la muy ilustre villa de Alsasua sí. En la muy ilustre villa, título concedido el 27 de marzo de 1907 por el rey Alfonso XIII, ¡quién lo diría verdad! Hemos asistido desde la muerte del dictador como, en nombre de una visión de superioridad, de raza decían, se acuerdan lo del Rh negativo, de costumbres etc lo que hoy conocemos como el supremacismo: han matado, asesinado a más de 800 personas en nombre de eso, llamado de forma eufemística, nacionalismo.
Hoy sabemos que es racismo, inoculado desde las escuelas, desde los medios de comunicación, desde la familia. Ha hecho estragos en gentes que ni siquiera tiene su origen en esos lares. El domingo día de 4 de noviembre vimos cómo hordas de personas, mayormente gente joven, venían a descargar la bilis contra una reunión de una plataforma que simplemente, a cara descubierta, querían homenajear a unos servidores públicos, la Guardia Civil, que hace dos años tuvieron que sufrir una paliza por el odio inoculado durante estos años, consentido y apadrinado por algunos partidos supuestamente moderados y una izquierda sin norte, más allá del poder.
Los que estuvimos allí el 4 de noviembre pudimos comprobar por unas horas el ambiente de acoso del que no ha sido adoctrinado en el odio al discrepante, del que quiere vivir en libertad sin ser señalado por aquello que piensa, del que quiere expresarse sin temor a ser señalado por una idea impuesta que no tiene más razonamiento que la amenaza y que hasta hace poco podía suponer tu muerte.
El 4 de noviembre, aquellos que estuvimos allí, nos dimos cuenta de que se rompió, voy a ser más exacto, se empezó a romper esa atmósfera tan densa que se puede cortar con un cuchillo. Aquellos que estuvimos allí, asistimos a un momento extraordinario, como fue la entrada de aire fresco de libertad en una muy ilustre villa que mira hacia dentro y no admite nada del exterior si antes no pasa el filtro de aquellos que odian al exterior: no todos, ojo, también hay gentes nobles en Alsasua que desde lo más profundo rechazan esa “dictadura”, ese pensamiento único que quieren imponer algunos. Gentes que no se pueden manifestar en público so riesgo de ser marginados en la vida cotidiana hasta el punto de ser tratados como apestados sociales.
Rompimos ese bucle, nada volverá a ser lo mismo allí. La esencia que dejamos en Alsasua, la idea de apertura de mentes, de opositar a cualquier idea sin tener que taparte la cara, esa esencia, está ya allí, se ha quedado y además vive con aquellos que estuvimos allí.
El día 4 de noviembre, el nacionalismo supremacista que se mueve a sus anchas por aquellas tierras y por otras, se encontró con el concepto,”escucharé a los que las tiran piedras, pero no permitiré que las tiren”, Albert Rivera dixit. Estas palabras, que dijo muy acertadamente nuestro Presidente de Ciudadanos, se han quedado allí. Pasará todavía algún tiempo, o no mucho, pero están haciendo su efecto, quizás pequeño, pero es el inicio de la apertura, del civismo, de la libertad, en mayúsculas. A aquello creadores de fronteras imaginarias se les acaba el discurso y a los que los acompañan también. Estamos ante el principio del fin de los hacedores del odio.
Y yo estuve allí, y lo viví.
* Antonio Manresa es portavoz adjunto de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Alicante

















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