Presidente de España, Príncipe de Matrix

Los independentistas catalanes apoyaron a Pedro Sánchez en la moción de censura. Este efectuó el acercamiento de presos previa reunión con un Quim Torra ataviado con un lazo amarillo a la solapa. Hay química entre los secesionistas y Pedro Sánchez. Están en la misma onda, ven las cosas de la misma forma.

Inhóspita existencia paralela que convierte en imposible lo posible transformando lo esperpéntico en normal. Al igual que Puigdemont, Rufián y Torra, Pedro Sánchez ha establecido su domicilio en el barrio más lujoso de Matrix. O, que bien se habita en esa realidad perpendicular al mundo de los mortales… Si el sector más radical del secesionismo, un veterano lugareño de ese escenario irreal, se empeña en repetir una y otra vez que el sector de ciudadanos independentistas es más numeroso que el constitucionalista en Cataluña, nuestro Presidente de Gobierno está convencido de contar con una mayoría robusta para aguantar hasta el 2020. Si sueñas… loterías, si vives en un sueño… Matrix.  

Como sus colegas los de la estelada, los cuales pese a saber que lo que dicen no es verdad continúan rezándolo para ver si anunciándolo muchas veces se convierte en verídico, Pedro Sánchez sigue ejerciendo el mayor papel de su vida aparentando que todo va bien cuando en el fondo su ejecutivo se desmorona. Para su disgusto, Goebbels se equivocó. Las mentiras siempre son falacias por mucho que se repitan mil veces. Farol, el de insistir en que tiene la mayoría necesaria para gobernar que nunca va a colar. 84 serán siempre 84. Número de diputados que no es suficiente teniendo en cuenta que la mayoría absoluta necesaria para legislar fructificamente está en 176. Cifra, que está muy por encima de los 84 parlamentarios con los que cuenta el PSOE. No saqué de donde no se puede sacar, señor Sánchez. Hasta un hombre de letras como un servidor está capacitado para elaborar un cálculo tan simple. ¿No me diga que todo un doctorado en economía no sabe sumar?

Es inútil negar las evidencias. La certeza de que su gobierno se tambalea. No solo por la minoría parlamentaria, sino por la crisis crónica que padece su ejecutivo. Gabinete, que nada más empezar a rodar ya vio como la cabeza de uno de sus fichajes estrella, Maxim “el breve” Huertas, se precipitaba. Sus 100 días de gracia, han sido de desgracia. Mientras él se acicalaba el pelo, se ponía uno de sus trajes de sastre, sonreía ante el espejo sacando a relucir su blanquecina sonrisa y se ponía las gafas de sol para subir al Falcon, sus ministros hacían el trabajo sucio para que este se paseara acompañado de Trudeau, Macron y Trump. 

Lo más triste, y de verdad lo digo, es que tenía esperanzas en que este gobierno diera la sorpresa. Y anda que la ha dado, pero para mal. Ese gabinete estelar ha sufrido una supernova antes de brillar. Los mismos que criticaban a Rajoy, no solo no han hecho lo mismo, sino que han obrado peor. Como viene ocurriendo en los últimos años en España, en los que Rajoy hizo bueno a ZP, Pedro Sánchez ha salvado parte del crédito de M.Rajoy. Él que a pesar de estar en los papeles de Bárcenas y ser cooperador necesario de la corrupción de su partido, nunca habría tenido la cara dura de enchufar a su mujer y a sus amigos en los organismos del Estado o de pasearse con un avión del ejército como ha hecho Sánchez. El hombre que llamó deshonesto a Rajoy ha conseguido que los españoles consideren más digno a aquel hombre que echo de la Moncloa por ser un presunto corrupto que a su persona.  

Dimita señor Sánchez. No solo por España, sino por la política, arte que desde que ha llegado a la Moncloa, no ha dejado de mancillar.           

* Imagen: Pool Moncloa / Fernando Calvo