PP y PSOE: La guerra de los deshonestos

Adiós Mariano Rajoy, hola Pedro Sánchez. Todo sigue igual, continúa el bipartidismo en España. Puede que haya cambiado el color del gobierno, pero el lastre de la corrupción y las prácticas deshonestas siguen hospedadas en Moncloa. Con otro rostro y con distinto nombre, pero la vieja política no pierde el terreno perdido.

Me produce risa cuando PP y PSOE rivalizan en la tribuna de oradores del Congreso por ver quién tiene más casos de corrupción en sus haberes. 900 imputados, 300, 15 casos de corrupción, los números invaden el hemiciclo a modo de reproche por prácticas deshonrosas. Un y tú más que se convierte en la única arma arrojadiza que los líderes socialistas y Populares parecen conocer para desacreditar al adversario. Los dos partidos con más casos de corrupción se dan mutuamente lecciones de honradez como si el hecho de que uno tenga menos escándalos de cohecho le eximiera de toda culpa.

Lo cierto, es que lo importante no es la cantidad, sino el hecho, el motivo de que ambos partidos políticos, PP y PSOE, azules y rojos, que, en lugar de asumir las faltas cometidas, han mirado para otro lado y han escurrido el bulto. Día tras día, semana tras semana, los casos de corrupción de una y otra formación se acumulan, sin que estos hagan algo para remediar y eliminar el lado oscuro de sus siglas. Claroscuros, que, en lugar de solventar, han intentado alumbrar atacando al otro y perpetuar la guerra de los deshonestos para ver quién de los dos era menos corrupto. Yo soy corrupto, pero estos están más sucios que yo. Cada jornada examinan trapos sucios ajenos para lanzarlos e intentar salpicar el legado y el orgullo del oponente. 

Herencia, que, aunque les pese, ha sido criminal e impúdica por parte de ambos. Hablando mal y pronto, y parafraseando al clásico manifestante o al moderno troll twittero, PP y PSOE, la misma mierda son. Basura, que como hemos visto en Alicante, es capaz de intentar comprar a una concejala con más de 3.000 euros para que vote a la candidata socialista como ya hiciera el PP en la Comunidad de Madrid con el célebre tamayazo. Rojos y azules que no solo se han pasado la pelota, sino también el guante. Manopla blanca para desfalcar a los españoles por doquier mientras los ciudadanos continuaban confiando en los mismos ladrones de siempre teniendo la esperanza en que los que venían fueran más honrados que los que se iban. 

Ilusión, que, aunque duela, nunca ha correspondido con la realidad. Sea quien sea, siempre acaban robando. Los dos se llenan la boca con las palabras honradez y dignidad, pero ambos se financian de manera ilegal las campañas. Unos con Rajoy y Camps, otros con Zapatero y el PSPV. Socialistas valencianos a los que pertenecía José Luis Ábalos, actual secretario de Organización del PSOE a nivel nacional y uno de los pilares del nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Ábalos que mientras recrimina la financiación irregular del PP se lava las manos y borra de su memoria la trama corrupta de su partido en la Comunidad Valenciana. Catarsis que impide hacer autocrítica y brinda las ridículas batallas de la guerra de los deshonestos. Olvidan lo suyo, pero bien que se acuerdan de lo de los demás. ZP, el actual figurín a nómina de Maduro, es un referente para Pedro Sánchez. M.Rajoy, el de los papeles de Bárcenas, es el mejor Presidente de la historia de España para los gaviotos.