Moleskine y el muy H.P.

Es curioso, casi cómico, que en plena época digital una libreta, de las que todos hemos usado alguna vez, vaya a ser el punto de apoyo que despeñe Ebro abajo el mundo del separatismo. Una “Moleskine” tiene la culpa, de esas con goma para sujetarla, en la que se anotan banalidades como la compra, tareas pendientes y la lista de lotería de Navidad que te adeudan amigos y cuñados hasta minutos antes del sorteo. Ni Schedule de Windows ni programa alguno de Apple, ni siquiera una de esas Apps gratuitas para Android y gravosas para Iphone adictos. ¡Vaya decepción, qué básicos, casi analógicos!.

Parecía ya que el último esperpento del separatismo agonizaba en los bosques de Bruselas dando sus últimos estertores, cabizbajo y con la mano dentro de la levita esperando su destierro en Elba, provincia de Alcalá Meco. Parecía que el arrojo e ímpetu iniciales, vamos la chulería mediática, de los valerosos cabecillas de la rebelión acabaría diluyéndose entre tecnicismos legales de costosos asesores. Pero apareció ella. Moleskine se llama y cada vez que alguien la nombra relinchan los caballos, aúllan y maúllan coros de perros y gatos, mugen las vacas, ululan las lechuzas, la leche se agria y, sobre todo, rebuznan Hordas de Pollinos y Hondonadas de Pencos.

Se comenta que si dices tres veces en voz alta su nombre –Moleskine, Moleskine, Moleskine– aparece de la nada y muestra, con todo lujo de detalles, a los responsables del intento de sedición y sus frustrados planes, dibujándose en sus aparentemente vacías páginas la lista de implicados empezando por el muy H.P. que, con toda seguridad no significa Honesto Parlamentario.

Podría haber sido la protagonista de una leyenda de D. Gustavo Adolfo; la bella e invidente Moleskine desliza sus dedos por el frío relieve de la tumba del muy H.P. y por primera vez en su vida encuentra la paz; protagonista de un intrigante relato de Alan Poe que acabara confinada en un barril de amontillado o descuartizada bajo las tablas del Palacio Güell, sin que el muy H.P. dejara de oír su corazón latiendo hasta que, desesperado, acaba confesando su crimen; incluso suena a avanzada alumna, compañera de felonías, del profesor Moriarty, unida al “Napoleon del crimen” en pecaminoso y malvado concubinato. Pero no, es el cuaderno y cuaderna que estructura el barco del muy H.P. Belga Errante dejando a la vista su carcomido y frágil esqueleto.

El libro secreto, grimorio del separatismo, con su Gran Maestre en el vértice de la pirámide, el muy H.P. hacedor del éxodo empresarial y financiero. El muy H.P. provocador del caos comercial y turístico. El muy H.P. que solivianta los ánimos y alienta conflictos fratricidas. El muy H.P. que ahuyenta inversiones europeas y el muy H.P. que tuerce la Historia y engatusa otros hh.pp. (honrados paisanos) cegados por su negra luz.

Ultimo de la dinastía de grandes HH.PP., encargado de culminar lo que otros HH.PP. no tuvieron la oportunidad, el valor o la inconsciencia de enfrentar, pasea pensativo entre las hojas caducas del bosque y sueña lo que pudo ser y no fue, el mayor H.P. de todos los que le precedieron, ejemplo y molde de los HH.PP. que le sucedan.

Maldita y chivata Moleskine que apuntillas la agonía del pruses y muestras sus interiores vergüenzas; maldito e imprudente escrivà Jové que pones en la picota al muy H.P. y su ejército de tinieblas a los pies del opresor.

Pero Lady Moleskine, como Gran Dama y clásica que es, guarda un secreto, una clave que solo ella conoce y se reserva. El verdadero y real significado de H.P. que trae de cabeza a los más privilegiados cráneos. Los servicios de desencriptado barajan varias teorías: podría ser Huido Puigdemont; podría también referirse al Hondo Penar que deja tras de sí la situación creada; incluso tratarse de la Horrenda Patochada que nos está tocando padecer; señalar Honduras o Panamá, como próximos destinos del fugado Honorable Presidente; o vete tú a saber si no será Huele a Podrido, Homérico Panorama o el Hoyo Profundo en el que han metido a este Histórico País, del que tanto costará salir gracias al grandísimo H.P. y sus secuaces. A saber, aunque los que seguimos y tenemos toda la discografía en vinilo de Fray Guillerno de Ockham y su albaceteña navaja, nos decantamos porque la explicación más sencilla sea la más probable.

*Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados