Puigdemont interruptus

Oigan ustedes, el otro día vimos por la tele en casa la declaración interruptus de Puigdemont. Mi hija se quedó perpleja, me miró y me preguntó; ¿ha proclamado la independencia o no? Pensé unos segundos y decidí ponerle un ejemplo clarificador, uno  de los míos.

Imaginemos, le dije, que unos novios están en la cama, nunca han tenidos relaciones completas. El chico le pide de forma machacona hacer el coito pero ella se niega y quiere posponerlo, tiene dudas. El, en un momento determinado y movido por la desesperación la fuerza y le mete la puntita nada mas, solo una vez. Ella se enfada mucho. Él mirándola a a los ojos le dice que ha sido solo de forma implícita pero que acto seguido lo anula, no vale, no ha pasado nada y quiere dialogar, quiere hablar para decidir si puede seguir metiéndosela en el futuro.

¿A que ahora lo entiendes mejor? Le pregunté. Por cierto, si la chica se levanta enfadada y lo deja iracunda diciéndole que se dedique al onanismo eterno de por vida a nadie le extrañaría, concluí. Después de explicárselo, me di cuenta que yo había entendido a la perfección el conflicto catalán. Mi hija se despidió diciendo que había quedado con su novio. Mi hija tiene novio, recordé. Al despedirla le dije, cuidadito con tu novio no te haga un Puigdemont... me quede en casa preocupado, mi hija tiene novio volví a recordar pero eso, eso es otra historia.

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...