Del Sábado, 04 de Octubre de 2025 al Jueves, 30 de Octubre de 2025
Un español estratosférico

Me preguntaba hace poco mi primo Paco si los datos que aparecían en cierto video que circula por ahí eran ciertos (uno de esos videos en plan los españoles molamos mucho aunque no nos lo parezca). Eso demuestra varias cosas: primero que mi primo Paco es un tío con curiosidad histórica; y dos que se cree que yo lo sé todo. El caso es que algunos de los datos y personajes no me sonaban de nada y así se lo dije. “Pues mira al tío del traje espacial que se merece un artículo de los tuyos” me contestó el primo. Y vaya si se lo merece.
He aquí otra de esas figuras de las que no tenemos noticia en este país de desmemoriados y dejados de la mano de dios. En este caso es “normal” porque este hombre salió por patas cuando lo de la guerra, que estaba en el bando de los perdedores, y por lo tanto su memoria fue simplemente borrada del mapa.
Emilio se llamaba, Herrera de apellido, granadino descendiente del arquitecto favorito de Felipe II, el creador del monasterio-palacio del Escorial y del estilo herreriano: Juan de Herrera. Emilio tiró por la arquitectura pero rápidamente se cambió a la ingeniería militar. En el año 1903 se graduó como teniente y se fue de voluntario a manejar globos aerostáticos, que aviones no había todavía. Ahora los globos y dirigibles nos parecen antiguallas pero de aquella eran lo más de lo más. Y la peña militar se dio cuenta de su utilidad tras la guerra con Marruecos.
- “Habrá que comprar un dirigible”
- “Ya pero, ¿quién sabe llevar un trasto de esos?”
- “Huy, se lo decimos a Herrera, que está siempre en las nubes”
Y es que, efectivamente, Emilio Herrera era un flipado de los aparatos voladores. Participó en ascensiones no solo militares, sino científicas y hasta deportivas: lo mismo estaba fotografiando posiciones enemigas en Marruecos, que observando un eclipse de sol en Burgos, que haciendo una carrera de aerostatos en Paris. En 1914, con dos cojones y un amigo, cruza el Estrecho de Gibraltar en globo, hazaña nada desdeñable como entenderá todo el que haya navegado o volado por allí, porque los vientos son muy jodidos. El amigote con el que realizó tamaña locura era un tal José Ortiz Echagüe, que tampoco tiene desperdicio el muchacho: pionero de la fotografía (considerado el mejor fotógrafo español de la historia. Y eso que lo hacía por hobby), piloto aeronáutico, fundador de la empresa CASA de construcción de aviones y más tarde de SEAT. de construcción de coches.
El caso es que nuestro Emilio Herrera es enviado a los USA para comprar los primeros aviones para el ejército español y, después, montar la escuela de hidroaviones. Hasta participó en la Primera Guerra Mundial de observador militar. A la vuelta se le ocurre montar una línea de dirigibles que uniera Europa con América, que hasta le puso nombre: la Transaérea Colón. Mientras en España le decían “¿dirigibles? ¿Eso qué es lo que es?”, los alemanes se le adelantaban y ponían al Graf Zeppelin LZ 127, el mayor dirigible del mundo, a la faena. Pero conociendo a Herrera, los alemanes le invitaron de segundo comandante y, junto a su amigote Ortiz Echagüe, recorrieron miles de kilómetros dando incluso la vuelta al mundo. Casi ná.
Poco después, en los años 20, conoció personalmente a Einstein, cuyas ideas era de los pocos en entender y ayudó a Juan de la Cierva a inventar el autogiro, el primer helicóptero, mientras participaba en el diseño del Laboratorio Aerodinámico de Cuatro Vientos, que tenía un túnel de viento y todo, y que acabaría convirtiéndose en el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
Aquí empezó a pensar que los tripulantes de todos estos cacharros necesitarían unos trajes especiales para las bajísimas temperaturas y el escasísimo oxígeno, así que en 1935 inventó uno capaz de llegar a la estratosfera y le llamó "escafandra estratonáutica".
Tenía el traje micrófono, sistema de respiración anti vapor, barómetros, termómetros y herramientas para medir y recoger muestras. Había inventado el primer traje espacial. En el 35. Un español. Y aun le quedó tiempo al tío para aprender Esperanto, del que era un gran defensor, como Julio Verne, Tolstoi o Juan Pablo II. Se dice que la NASA se basó en sus estudios para fabricar los trajes espaciales y que Neil Armstrong entregó una de las rocas lunares a uno de sus colaboradores, empleado a la sazón en la NASA. La roca, que estuvo muchos años en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica de España, desapareció el año 2004. Se dice también que Herrera fue invitado a participar en el programa espacial a cambio de un pastizal pero que declinó la oferta porque los americanos se negaron a poner una bandera española en la luna. Ya estamos con las banderitas.
Por sus hazañas en un campo tan novedoso como la aeronáutica, el rey Alfonso XIII le nombró gentilhombre de cámara con ejercicio que, aunque no significaba cargo alguno, le permitía pasar libremente al Palacio Real de Madrid hasta la Cámara, lo cual mola mucho. Hasta que llegó la República. El pobre Herrera se vio entre dos fuegos: su lealtad al rey como monárquico y su lealtad a la República como militar.
- “Herrera, vuélvase usted a España, no se preocupe que ya me quedo yo aquí en el exilio”
- “Pero Majestad, me da no sé qué…”
- “Nada, nada, no se hable más, se va usted para allá”
Y efectivamente, a pesar de ser monárquico y católico, Herrera volvió y juró lealtad a la República. Y siguió trabajando incansablemente en lo suyo, organizando escuelas de pilotos, investigando, innovando, inventando.
El caso es que, oh dolor, llega la puta guerra a España. Ya la hemos liado. Se mantiene leal a la República a pesar de ser conservador y se salva porque el fin de la guerra le pilla de viaje en Sudamérica. Tras exilarse en Francia, sobrevive con el poco dinero que le reportan sus varias patentes. Hasta el régimen de Hitler le ofrece trabajo aunque no acepta por razones ideológicas. Y se lo dijo a la cara al general Von Faupel, que hay que tener muchos huevos para decirle eso a la cara a un tío que es general del Reich y se llama Von Faupel.
Herrera murió en Francia en 1967 después de haber ocupado incluso cargos políticos para la República. Llegó a ser presidente del Gobierno republicano español en el exilio, consultor de la Unesco sobre temas de física nuclear y laureado por la Academia de Ciencias de Francia por sus estudios sobre aeronáutica y astronáutica.
Este hombre estudió las sombras volantes en las capas superiores de la atmósfera, la geometría de "n" dimensiones en la mecánica celeste, la hipótesis tetradimensional sobre la constitución del Universo, la naturaleza corpuscular y ondulatoria de la luz, la cuarta dimensión y el hiperespacio, la sustentación y resistencia al avance en fluidos, la aplicación militar de la desintegración del átomo (la bomba atómica), las trayectorias balísticas estratosféricas, hipótesis sobre la posible construcción de armas termonucleares (bomba de hidrógeno), hipótesis sobre fotones, propuso lanzar un satélite artificial 20 años antes que los rusos, propuso un viaje tripulado a la luna en 1932, predijo la importancia de las aplicaciones futuras de los ordenadores, realizó estudios sobre partículas elementales y sus consecuencias (la antimateria) e incluso propuso un modelo del universo con múltiples dimensiones. Y no sigo porque no quiero pasarme de 3 folios.
Así que sí, querido primo Paco, lo del traje espacial inventado por un español era verdad pero no toda la verdad. Este tío era un genio, así sin paliativos. Con todas las letras.
Es alucinante leer las vidas de algunos personajes desconocidos. Sobre todo cuando piensas: si de un tío como este no se acuerda ni dios… los demás la llevamos clara, colega.
* Ilustración: Juan Antonio López Luque
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