BULOS EN INTERNET
La falsa carta que nunca escribió Gabriel García Márquez
El reciente fallecimiento de Gabriel García Márquez (Colombia, 1928 - México, 2014) ha vuelto a inundar las redes sociales de una carta de despedida que se le atribuye al autor colombiano, pero que él nunca escribió.
Cualquier lector de la obra del Premio Nobel de Literatura debería darse cuenta, con sólo leer un párrafo de la carta, que ese texto cursi y pedante nunca lo escribiría García Márquez. El tema de la supuesta carta no es nuevo y ha sido desmentido en numerosas ocasiones en periódicos y páginas web, pero ahora ha vuelto a extenderse de nuevo, convirtiéndose en viral, y multiplicando el engaño entre las confiadas gentes de bien que deambulan por las redes. "Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, aprovecharía ese tiempo lo más que pudiera. Posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo". Es el comienzo almibarado del poemastro que se está difundiendo en Facebook y Twitter y que la mayoría de usuarios de estas redes creen a pies juntillas, sin pararse a cuestionar su autenticidad.
El origen de la carta atribuida a García Márquez es cómico y resulta hasta absurdo. Su verdadero autor es un ventrílocuo mexicano llamado Johnny Welch. En los años 90 el bueno de Johnny hacía recitar el poema a uno de sus muñecos en su espectáculo. Ni el ventrílocuo ni su muñecote podían imaginar entonces los tumbos que daría años después el texto por todo el mundo. Porque no se sabe muy bien cómo, el poema llegó en 1997 a un autor italiano, Donato Di Santo, quien se lo envió en una carta a varios amigos y éstos a su vez lo fueron reenviando a otras personas. En ese entramado de envíos y reenvíos ya aparecía Gabriel García Márquez como el autor. Finalmente, el periodista Mirko Lauer lo publicó en un periódico de Perú. Y de ahí a Internet, a los periódicos y a las redes sociales. Hasta ahora, que todavía sigue circulando.
La historia de la carta que nunca escribió el escritor colombiano y de su reiterada difusión a través de Facebook y Twitter nos debe hacer reflexionar. En internet no hay filtros ni orden (salvo el que marca el algoritmo de Google) y como diría un castizo, se mezclan churras con merinas. Hay que estar atentos y permanecer intelectualmente críticos. Se atribuyen las más variadas frases y pensamientos a intelectuales, científicos y escritores que nunca las pronunciaron (y lo que es aún peor, que nunca las hubieran pronunciado). Además, toda a esa moda tan arraigada en las redes sociales de frases motivadoras, poemas inspiradores y zarandajas de ese estilo nos debería hacer reflexionar. En la mayor parte de los casos se quedan ahí y no suponen ni un esfuerzo intelectual ni una búsqueda de un pensamiento más profundo, crítico y rico. Es el éxito de lo superficial.
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