El íntimo y encantador beso de las artes plásticas en el MUA

Estos días de junio alicantino todavía podemos disfrutar –y hasta el 25 de julio- de dos muestras de arte contemporáneo que grata y gratuitamente ofrece el Museo de la Universidad de Alicante, MUA, para quienes no rechazan el íntimo y encantador beso de las artes plásticas. Siguiendo el orden en que las encontrará el visitante que, elegante y grácilmente, descienda por la suave rampa de acceso al museo, flanqueado por láminas de agua resplandeciente bajo el sol, hablaré primero de la obra de Mónica Jover, con el título "Del espacio hilado tirando del hilo", y luego de un variado conjunto de trabajos que participan en el XV Concurso Encuentros de Arte Contemporáneo.

Al entrar en la exposición de Mónica Jover nos introducimos en un ambiente cálido que nos da la bienvenida con colores enérgicos, con una percepción de calidez, de acogimiento, de emoción. La obra proporciona sensaciones sumando los colores con las texturas y con la extensión que los hilos logran en algunos de los trabajos, sobreponiéndose o incluso escapando del lienzo para llevar el clima y la magia de la pintura al espacio más próximo. Hay armonía y espíritu en este conjuntado grupo de pinturas. Y fuerza, fuerza que se contiene, que rebosa, que a veces abraza y envuelve al observador. Al salir de la sala cruzaremos el patio interior, hirviente de luz solar, y entraremos a la gran sala, al Cubo, en la que nos espera un grupo de obras, de diversa factura y varios autores, que apenas consiguen dar sensación de llenado en ese magnífico pero muy exigente espacio. Habrá motivos para la sonrisa, para la reflexión y para el disfrute. No encontraremos nada parecido a la homogeneidad, a la lógica interna de la estructura de Mónica Jover, pero el esfuerzo realizado consigue orillar el peligro de batiburrillo.

Permítanme recomendar el disfrute –que fue risueño y jocoso para mí- de una obra que ocupa una posición central: la escultura de los zorros juguetones de color rosa. Esta pieza, por sí sola, ya te puede alegrar el día, pero está acompañada de otros elementos o conjuntos de interés. No se lo pierdan. Visitar el Museo de la Universidad de Alicante, en el campus de San Vicente, próximo a la entrada desde la rotonda de la autovía, es un placer para los sentidos y para el intelecto. Nadie se ha vuelto más tonto de lo que era por entrar allí. Comprobado. Raro será que no encuentren cosas de su agrado (hay más oferta valiosa y bella para los ojos y el corazón que aquí no menciono) pero, además, el propio edificio es una gozada. Cualquier día se convertirá en destino habitual para las fotos de las parejas de novios, o para rodajes de cine, porque en este mágico lugar la fotogenia está garantizada.