Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Sábado, 27 de Septiembre de 2025
Reflexiones alrededor de una cana
Ya está aquí, ya llegó: mi primera cana. El otro día la descubrí; allí estaba, brillante, tiesa, sobresaliendo sobre el resto de cabellos en la parte superior derecha, mirándome burlona desde el espejo, mostrándome su triunfo, el triunfo del paso del tiempo. Es cierto que científicamente las canas no están directamente relacionadas con la edad, al menos no en exclusiva, Ya, ya (que diría el jefe Wiggum) pero a mí me pesa más el simbolismo que la evidencia empírica. Será que soy "de letras". Por eso, ese primigenio y canallesco pelo blanco (¿preludio de los siguientes?) ha encendido la alarma en mi calendario. Yo que me vanagloriaba (en privado, eso sí) de ponerme el tinte sólo por gusto de cambiar de color del pelo y ahora tendré que caer bajo el yugo de su esclavitud.
Porque ésa es otra, a un hombre con canas le rodea un halo de interés y misterio, mientras que a una mujer las canas lo único que le dan son años encima. (Nota mental: hacer un artículo sobre "injusticias" de la naturaleza entre sexos). Una cana que ha dado el pistoletazo de salida a la personal carrera contrarreloj para conseguir mis metas. Y de momento el cronómetro no me favorece. Estrés vital. Es momento de apretar el ritmo. Dicen que el tiempo nos hace más sabios, más duros y que la experiencia es un grado. Puede que sí, ya que aunque aún no he aprendido del todo a esquivar los obstáculos y las piedras con las que tropiezo una y otra vez en mi carrera, ahora soy capaz de amortiguar (un poco) el golpe, que veo venir y de levantarme y de adaptarme a las nuevas situaciones. Lo que sí que tengo claro es que el tiempo lo que nos hace es más viejos.
Las cruces que cargamos a la espalda cada vez pesan más. Curioso, cuando el camino ya empieza a ir "cuesta abajo". Y otra vez el estrés vital de ver que no puedes llegar al final. Sin embargo, también he aprendido (bueno, estamos trabajando en ello) que a veces lo importante no es arribar, o hacerlo en un tiempo marcado, sino disfrutar del recorrido, aunque a menudo nos resulte muy (muy pero que muy) difícil, cuando ves el banderín de llegada taaaaan lejos. Por eso, seguiré corriendo hacia delante, incluso si me toca caerme de nuevo, sin prisa pero sin pausa. Y si debo parar a tomar aliento, me paro y continúo después. Encontrando motivaciones nuevas para avanzar, como hacer el doctorado. Si, sí, a estas alturas tengo la determinación de empezar mi tesis. Pero antes, estos próximos días me voy a dar un atracón de pelis de adolescentes.
*Rosa Sánchez es periodista. Máster en Dircom y en Marketing de Moda y Belleza. Especialista en Redes Sociales.
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