"Porque lo digo yo"

La de veces que hemos escuchado esa frase en boca de alguien mayor en edad que nosotros. Es cierto que los años dan experiencia y la experiencia da sabiduría, pero también es cierto que los años pueden dejarte obsoleto en determinados aspectos.

Supongo que todos hemos sufrido esa época en la que eres mayor para determinadas responsabilidades pero para el “mundo adulto” no lo eres lo suficiente como para pensar algo coherente por tu cuenta y, tal vez, tener algo de razón. Tras un desafortunado encuentro que tuve el otro día con un señor, en el que demostré mucho más respeto que él, me dí cuenta de que junto con el título de joven, también te añaden el adjetivo “ignorante” detrás. Y gracias a dios, eso no siempre es así. Puede que las chicas que tengo a mi lado ahora mismo cacareando muy alegremente no les importe, pero a mi, como a muchas personas que conozco, me molesta tremendamente que no se nos tenga en cuenta en muchos aspectos por “pecar” de juventud.

Como ejemplo gracioso (por dar un toque de color y que no se me tache de “joven revolucionaria”) tenemos a esas abuelillas que se nos cuelan, muy a sabiendas, en la cola del supermercado. Y como otro ejemplo, pero esta vez no tan simpático, tenemos a aquellos que sobreentienden que debido a nuestra edad, no estamos capacitados para opinar con respecto a las decisiones que se toman en nuestra ciudad, en nuestra comunidad o en nuestro propio país. Aunque bueno, en ese caso, según el Gobierno parece que ningún español está capacitado para opinar y para no estar de acuerdo con determinadas decisiones que se toman en las grandes e inalcanzables esferas políticas. Y si no lo creen, échenle un vistazo a la famosa ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como “Ley mordaza”.

Aunque he de reconocer que al final los retoquillos que le han hecho la han dejado más apañada, hay determinados aspectos en los que (no se si puedo decirlo por mi condición de joven, además de española) no estoy de acuerdo. En primer lugar, me gustaría especificar que algunas de las infracciones que son calificadas de muy graves me parecen lógicas. Básicamente porque parece que a nadie más que a nosotros se nos ocurriría apuntar con un puntero láser a un avión. Y en segundo lugar, me gustaría destacar sobretodo las infracciones referentes a las manifestaciones. Si le echaron un vistazo a la ley, seguro que se dieron cuenta de que al paso que van, como te juntes con unos cuantos amigos y eleves un poco más la voz, vendrán a desalojarlos. Como en la época de Franco, donde tres personas reunidas en la calle ya eran multitud. Es aquí donde me gustaría hacer referencia a la Constitución (que para algo está). En ésta: "se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa.".

En este mismo artículo, se especifica que en los casos de reuniones en lugares de tránsito público "sólo podrán prohibirse cuando existan RAZONES FUNDAMENTADAS". El problema está en que saben que estamos tan quemados, que o nos retienen así, o esto cada vez va a ir a más (y espero que sea así). Por no hablar de que se considerará infracción grave: "Obstruir a la autoridad en la ejecución de sus decisiones administrativas o judiciales, como en los desahucios". Es decir, que tengo que irme a vivir muy amablemente a la puñetera calle y, encima, darle dos besos a los policías (que en el fondo son unos 'mandaos'). ¡Ah! Y si encima me quejo, tendré que pagar hasta 30.000 euros (como ya tenía suficiente dinero como para pagar la casa...). Es que si nos ponemos así, ya pueden ir retirando los ayuntamientos los "guardias tumbados", ya que "Obstaculizan gravemente la actuación de los servicios de emergencia en el desempeño de sus funciones".

En mi opinión, lo que se está intentando es que nos centremos en este tipo de polémicas y así obviar otras cuestiones como los recortes en Educación y en Sanidad. Con el pretexto de la "seguridad", se está calificando de "crimen" la única forma que tenemos los ciudadanos de expresarnos como colectivo. Y aún así, no conseguirán callarnos, ya no.