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ALEJANDRO JAVALOY Martes, 03 de Junio de 2014

"I love handball"

El balonmano tiene algo que otros deportes no tiene. Quizá les pueda parecer una afirmación exagerada, pero creo firmemente que no lo es. Este deporte tiene una fuerte atracción para el que lo practica y un gran impacto visual para el que lo disfruta. Vertiginoso, de transiciones rápidas y mucho contacto, el balonmano no pasa desapercibido. Quizá a día de hoy le falte algo más de atención por parte de los medios, pero ese es otro tema del que ya debatiremos más adelante.

 

¿Por qué el balonmano y no otro deporte? Creo que hay que vivirlo para entenderlo, pero el simple hecho de coger una pelota, de untar tus dedos en pega o de atarte las zapatillas es ya una liturgia especial. Religión, antídoto contra los problemas o estilo de vida, si algo está claro es que el balonmano se vive de forma diferente. Los valores y el respeto son fundamentales en este juego. Es un deporte de caballeros, aunque como dijo una gran estrella, al balonmano también juegan los dioses.

 

Este fin de semana se jugó la Champions del balonmano. Sucedió en Colonia (Alemania), en un pabellón lleno hasta la bandera. Y allí esta “fiebre”se hizo espectáculo. Las mejores estrellas del continente frente a frente. Los mejores equipos de Europa ante el reto más importante de la temporada. Y de los cuatro equipos, al final quien ganó fue quien menos papeletas tenía para llevarse el triunfo. Suele decirse siempre que las finales no las gana el mejor, sino quien le pone más fe y trabajo, por decirlo suavemente. Y ahí el Flensburg echó el resto. Remontó una renta de goles negativa en sus dos partidos y ante dos escuadras de mucho mayor presupuesto.

 

Finales inesperados como este, donde el pequeño se “come” al grande y donde las apuestas se truncan, hacen del balonmano un deporte distinto, grande y admirado. Y es que en balonmano seis goles no son nada si tienes capacidad de entrega, sacrificio, talento y, por supuesto, una pizca de suerte. El Flensburg creyó más que nadie y utilizó todos los recursos a su alcance para invertir la balanza. El resultado fue épico y a mí, al menos, me contagió el amor por un deporte de equipo que en ocasiones como ésta se vuelve mágico. Si no conocen el balonmano, les invito a que lo prueben. Se enamorarán...

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