'Timbuktu' arrasa en los César franceses a la espera del Oscar

Un día de julio de 2012 una pareja de enamorados de Mali fue lapidada por unos energúmenos islamistas porque no estaban casados. Tenían dos niños. A la historia no le prestaron mucha atención los medios de comunicación occidentales.

Sucedió en África, y el continente hace varios siglos que se volvió invisible para Europa. Hace dos décadas Alfonso Armada escribió un largo reportaje en El País titulado 'Africa no existe' y las cosas siguen igual o peor. El asesinato de los dos enamorados es el punto de partida de la película 'Timbuktu' (2014), de Abderrahmane Sissako (Mauritania,1961), que ayer obtuvo siete galardones, entre ellos el de mejor película, en los prestigiosos premios César del cine francés. Además, 'Timbuktu' competirá mañana domingo en la gala de los Oscar al premio al mejor largometraje de habla no inglesa. Es la primera vez que una película de Mauritania es nominada por la Academia de Hollywood.

En 'Timbuktu', Sissako cuenta el día a día de los habitantes de un pueblo situado cerca de la ciudad de Tombuctú (Mali), en el que rige la charía. Todos ellos sufren el terror de los invasores yihadistas, que se han hecho con el control de la ciudad. Está prohibido jugar al fútbol, oír música, reír... Los siete premios César obtenidos ayer en París por 'Timbuktu' y el galardón (con permiso de la brillante 'Leviatán') que podría obtener mañana la película en la gala de los Oscar vuelven a situar a Mali y al continente africano en el incompleto mapa que hace siglos dibujó Occidente. También es una llamada de atención. Hay cine en África. Y directores, que no sólo tienen problemas de financiación, como aquí, sino que se enfrentan en sus países a otras dificultades: el extremismo, la violencia, el terror y la pobreza. Y a la invisibilidad en Occidente.