El largo adiós de Gabriel Echávarri

El alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, no se va pero se irá; no dimite, pero dimitirá. Echávarri ha roto su silencio hoy, acuciado por la presión de su propio partido tras conocerse el auto de la Audiencia que desestima su recurso en el caso del presunto fraccionamiento de contratos de la Concejalía de Comercio.

El alcalde ha ofrecido una rueda de prensa, sin admitir preguntas, en la que ha anunciado que ahora no dimite, que dimitirá cuando se abra juicio oral. Pero Echávarri ha puesto condiciones a su despedida.

Dejará la Alcaldia siempre que la concejal Eva Montesinos consiga 15 votos favorables en la investidura, algo que a día de hoy parece muy difícil. El PSOE, con 6 concejales; y Compromís, con 3, que sería favorable al apoyo, suman sólo 9. Serían necesarios los votos de los 5 concejales de Guanyar y también el voto de uno de los ediles no adscritos: Nerea Belmonte o Fernando Sepulcre. 

El largo adiós de Echávarri no hace sino prolongar una situación que desde meses tiene el final escrito. PP, Ciudadanos, Guanyar y Compromís llevan desde finales de 2017 pidiendo sin éxito la dimisión del alcalde, inmerso en dos procesos judiciales. A la presión de los partidos del Ayuntamiento se ha sumado ahora la del PSOE, y esa presión terminará siendo insoportable.

Y mientras llega la decisión definitiva de Echávarri, el Ayuntamiento de Alicante continúa gobernado por una minoria de seis conejales socialistas, frente a una oposición formada por 23 ediles. Un hecho histórico.