Viernes, 14 de Noviembre de 2025

Actualizada Viernes, 14 de Noviembre de 2025 a las 14:12:49 horas

RAFAEL SIMÓN GALLARDO
RAFAEL SIMÓN GALLARDO Martes, 05 de Diciembre de 2017

El viaje a Ítaca

Oigan ustedes, este domingo releí al poeta griego Constantino Cavafis. Su verso de Ítaca, me hizo pensar; pensé en nuestras nuevas Ítacas, en las de cada uno y sentí un irrefrenable impulso de compartir.

 

Cuántas veces hemos deseado volver a casa, huir del ruido que nos rodea y nos confunde para rememorar tiempos no mejores, pasados y bizarros pero brillantes en nuestra memoria y sobre todo personales y entrañables que tuvimos que abandonar por imperativos vitales pero que desearíamos retomar. Nuestra casa en la que crecimos, llena de olor a pan recién hecho, el sabor de la comida magistral y materna, el olor a tabaco recién prendido, el abrazo protector del padre, familia hoy ausente pero viva en los sueños que no respetan al tiempo ni a la muerte. Las primeras miradas conniventes del amor cambiando infancia por adolescencia, el descubrimiento de que los labios sirven para algo más que hablar y comer, el suave tacto de la piel enamorada.

 

Seguro que en nuestra isla, no viven Odiseo, Penélope y Telémaco como en la Ítaca de Constantino. Seguro que nadie teje de día y desteje de noche mientras nos espera pero al final nos da igual. Hace falta algo que nos impulse a seguir adelante, hace falta una luz que durante las noches oscuras ilumine el camino incierto y peligroso o al menos así lo sintamos nosotros, hace falta un nuevo norte para nuestras cansadas brújulas hartas de seguir siempre el mismo magnetismo, el mismo fin que sigue todo el mundo y ya no nos satisface o nunca lo hizo y por fin hoy lo tenemos claro. Por esto, la legendaria isla griega se ha convertido para todos nosotros en la metáfora del propósito de nuestras vidas a la vez que se inunda de recuerdos ya vividos porque todos pensamos que nuestro final se une a nuestro principio.

 

"Ten siempre a Ítaca en tu mente.

Llegar allí es tu destino.

Más no apresures nunca el viaje.

Mejor que dure muchos años

y atracar, viejo ya, en la isla,

enriquecido de cuanto ganaste en el camino

sin aguantar a que Ítaca te enriquezca"

 

Nos dice el verso, nos aconseja que pidamos que sea largo para que nos dé tiempo a todo, pues el viaje es mucho más delicioso que la llegada al destino. Todos somos Odiseo, todos tenemos derecho a vivir nuestra odisea particular y además debemos exigir que sea larga. Hoy estamos inmersos en un torbellino de vida y de prisas. Buscamos la recompensa fácil, rápida e instantánea, es fácil que así olvidemos el camino y perdamos la capacidad de disfrutar durante el viaje. Es mejor olvidar la meta y recuperar la capacidad de ser felices en el tránsito, llenos por cada paso dado porque al llegar al final seguro que lo que veremos no se parecerá a lo soñado pero entonces, en ese instante, desde lo alto de la isla, veremos nítidamente el camino vivido lleno de historias, de personas y aventuras y nos daremos cuenta que la recompensa es haber podido deambular por su senda y que Ítaca solo fue una excusa, preciosa y necesaria pero para nada comparable con la odisea precisada  para llegar al final.

 

"Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino.

Pero no tiene ya nada que darte".

 

No es una metáfora, es la cruda realidad que practican solo las personas inteligentes.

 

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...

Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.43

Todavía no hay comentarios

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.