Día Jueves, 18 de Septiembre de 2025
El Proverso

A la luz de una preciosa luna, llena hasta rebosar, se me plantea la duda de si es la misma para todos. Harto de comprobar la facilidad con que, algunos, tuercen la realidad a su antojo y arriman ascuas a sus sardinas. Saturado y asqueado, sigo indicaciones del de Bergerac:
“(…) Tener la mirada firme/ la voz que robusta vibre/ andar sólo, pero libre/ Ponerte, si ello te place/ el sombrero de través/ por un sí o un no, batirte/ hacer versos o aburrirte (…)”:
Harto de decirlo en prosa
y no hagáis puñetero caso,
al soneto le doy hoy paso
a ver si así cambia la cosa.
A ver si ya os queda claro
que los que os sostenemos
no queremos más memos,
inútiles con total descaro,
que enfrentan la bandera,
la de España y la catalana
que de cualquiera manera
mas que prima es hermana
a la que un cuñado vocera
coloca en inútil tangana
que solo a él aprovecha,
mientras la gente, dormida
despierta así desasistida
por la irreparable brecha
por los lerdos provocada
sentados en sus sillones
donde y entre algodones
ven cómodos la algarada.
Sois sepulcros blanqueados
por fuera, por dentro feos
con destino ser desalojados
como fueron los fariseos
comerciantes en Sagrado,
fe en nada, de todo ateos.
En este claro momento
de hondísima zozobra
cuando el lamento sobra
ante tan gran esperpento
Es conveniente recordar
la sapiencia del clásico
como el elemento básico
que se pretende olvidar
y que con tanto acierto
define el comportamiento
del director del concierto
que viene y dice lo siento,
prefiero régimen abierto
a tomar banquillo asiento.
Es por tanto adecuado,
en las fechas presentes
recordar a los ausentes
antes de haber olvidado
sus gestas y sus hazañas
y su sin par pundonor
al proceder con valor
a defender las Españas.
Pero vaya por delante
la profunda repulsión
por quien fue almirante
del intento de sedición
y del ridículo desplante,
el valeroso Puigdemon.
Pero es más que evidente
que si de algo tu careces,
aunque lo implores y reces,
es de la sangre caliente
que tenemos en España
para mirarle al miedo
y decirle aquí me quedo,
por deber y por entraña.
Por honor y compromiso
A quien, aún engañado,
creyó a pesar del aviso
en crear un nuevo Estado
y en hacer caso omiso
a lo que viene legislado.
Id y luchad hijos míos
por nuestra independencia
que yo con suma paciencia
desde Bélgica os doy bríos.
Nunca cedáis al opresor
que yo en cuerpo y alma
os pido ausencia de calma
y al sonido del segador
mantened alta la tensión
contra ese cruel Estado
que amenaza mi pensión
y del que me he fugado,
escabullido cual ratón,
con queso en boca pillado
Para clásicos los Juanes
sea el insigne Borbón,
que renuncia sucesión
para evitar desmanes,
o el del magno Zorilla
que por todos los Santos
llena teatros de espantos
desde la contraria orilla.
Es digno comportamiento
con nada o muy poco que ver
con quien pegado al asiento
escapa para no defender,
y muestra acobardamiento,
por lo que pudiera perder.
No merecen ni respeto,
ni loas ni vanaglorias,
pues todas tus historias
me las echo yo al coleto.
Nadie jamás ha robado,
nadie nunca os desprecia,
por contra aquí se aprecia
a la gente del condado.
A quien tu y otros mentís
para obtener el beneficio,
en contra de lo que sentís
y del enorme sacrificio
cuando cual rata partís
para conservar el oficio
Poco queda por decir
salvo que pronto acabe
pues el incendio no sabe
cuando se ha de extinguir,
y mientras siga ardiendo,
y humo entrando en ojos,
van quedando los despojos
que acabaremos cosiendo.
Dejad ya de tanto llorar
por la ley haber aplicado,
y poneos ya a reparar
todo el daño causado
para juntos poder andar
todo lo ya desandado.
Sacad presto los cachorros
de la jaula de la calle
antes de que esta estalle
y se calienten los morros.
Que vuelva la normalidad
a nuestras vidas errantes
para que volvamos antes
a ser próspera sociedad
que en diversidad unida
nunca jamás repitamos
la experiencia ya vivida.
Que nunca otra vez seamos
la población dividida
del gran país que amamos.
Y en llegando a este renglón
tengo que pedir perdón
al sin igual D. Francisco
y al de la Barca, Calderón.
Nunca fue mi intención
alcanzar el tan alto risco
sino como dijo Edmond
en su inmortal Cyrano
hacer un ejercicio sano,
y contento con mi trabajo
quedarme mucho más bajo.
Enrique Vila (aficionado en prácticas)
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