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TERESA CORTINAS GALLEGO Viernes, 07 de Julio de 2017

TRIBUNA DE OPINIÓN

Todas podemos ser refugiadas

El año pasado Alicante recibió a un pequeño cupo de tan sólo 12 refugiadas de Siria, pero más de 65 millones de personas buscan refugio o han tenido que ser desplazadas en el mundo a consecuencia de conflictos bélicos y/o hambrunas, en muchos casos de ambos. Este es uno de los datos del desalentador informe anual presentado por ACNUR, la Agencia de referencia sobre el tema, con motivo de la celebración el 20 de junio del día Internacional de las personas refugiadas.

Un día de septiembre de 2015, cuando comíamos tranquilamente frente al televisor, nos llegó la terrible fotografía de un niño de 4 años ahogado en la orilla de una playa en Grecia**. Se llamaba Aylan y huía con su familia de una devastadora guerra que empezó cuando él nació y que asola su país, Siria. Esa imagen, que a todas nos despertó la conciencia, reveló con toda crudeza la existencia del drama de las personas refugiadas. Aquí en Europa hasta ese momento no éramos conscientes de que en ese país vivían personas como nosotras, de que Siria, a pesar de parecernos un país lejano del Oriente Medio, estaba realmente cerca, tan cerca que sus gentes estaban llegando a nuestras costas.

 

Como consecuencia del impacto mediático, fueron muchos los políticos y políticas que salieron en los medios de comunicación sorprendidos, apenados, en la mayoría de los casos presionados por su ciudadanía, haciendo declaraciones sobre medidas urgentes para recibir y auxiliar a estas personas. Fueron muchas las ciudades que se declararon ciudad refugio, ciudades que querían acoger a estas familias y a sus criaturas en un gesto de loable solidaridad. Una vez más la ciudadanía estaba por encima de sus dirigentes, una vez mas lo próximo, nuestros gobiernos autonómicos y locales se hacían eco de esta demanda.

 

Pero… llegó la burocracia. Llegaron las reuniones urgentes… para dentro de un mes, llegaron las Comisiones, las Subcomisiones, las Cumbres…. Llegaron, al fin, los intereses políticos de los Gobiernos por encima de los derechos de las personas. Y éstas seguían llegando y seguían muriendo (unas 5.000 en 2016) en el Mediterráneo y en nuestras costas y llegó el invierno y se acentuaron las protestas ciudadanas para poner fin a esta situación, que ahora sí, ya veíamos en las noticias días sí y día también.

 

Fueron muchas las personas voluntarias que se desplazaron hasta los campos y las islas griegas ante tanta pasividad e inoperatividad de la Unión Europea. Fueron otras muchas las que se autorganizaron en pequeñas ONGs y de esa manera pusieron su granito de arena desde sus países y ciudades, con mucha voluntad y escasos recursos, llevando a cabo una gran labor.

 

En reuniones al más alto nivel, la Unión Europea llegó a un acuerdo: los países miembros se comprometían a acoger a 160.000 personas procedentes de Grecia e Italia y a 22.500 de países de Oriente Medio y África, distribuidos por los distintos estados miembros y poniendo de fecha limite el 26 de septiembre de 2017.

 

España se comprometió a recibir a 17.387 personas y hasta 1 de Junio sólo ha acogido al 8,5%, de lo que se deduce que no va a cumplir el acuerdo que firmó.

 

La Comunidad Valenciana fue una de las primeras que se sumó a la declaración de Comunidad de Acogida, iniciada por el Ayuntamiento de Barcelona, y hay que decir que las declaraciones fueron rápidas y a la altura que el momento y la alarma social requería. Pero pronto las buenas intenciones se quedaron en palabras, en un quiero y no puedo. El asilo y el reasentamiento de personas refugiadas era competencia estatal y así, pese al ofrecimiento de plazas de acogida e incluso de transporte por mar de Grecia a Valencia, el plan no se pudo llevar a cabo.

 

También el Ayuntamiento de Alicante se adhirió a este gesto solidario y se declaró Ciudad de Acogida, ofreció alojamiento en plazas públicas de titularidad municipal que unidas a otras, ofrecidas por la Generalitat y por el Obispado, permitirían recibir hasta 300 personas.

 

Lo cierto a día de hoy es que es muy escaso el número de personas que han llegado a España: sobre 1200 solamente. Es urgente exigir al Gobierno Central que cumpla con lo acordado para que esas 17.387 personas lleguen aquí antes de que termine septiembre. Es preciso que desde el Gobierno de la Generalitat y desde el Ayuntamiento insten y exijan al Gobierno el cumplimiento del derecho al asilo para toda persona que busque refugio en un país seguro, tal como contempla el art. 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y todas las demás leyes y convenios que protegen en la Unión Europea este derecho.

 

Queremos fronteras abiertas y seguras para las personas refugiadas, porque mañana podríamos ser cualquiera de nosotras.

 

* Teresa Cortinas Gallego. Área de Sociedad Civil de Podemos Alicante. Voluntaria de la ONGKARAM

 

** Rectificación. En el artículo aparece de forma errónea que el pequeño Aylan se encontró en las costas griegas. Sin embargo, el niño fue hallado en las costas de Turquía, cerca de Bodrum, tal como nos apuntan desde la Embajada de Grecia en España.

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