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JAVIER RAMOS Miércoles, 18 de Marzo de 2015

La increíble historia del Negre Lloma en Alicante

En marzo de 1915, la explosión de un petrolero en Alicante dejó varios muertos, un mar anegado de combustible y un tripulante entrañable que casi fue enterrado en el Valle de los Caídos. De entre todas las historias, las de marinos siempre resultan evocadoras. Y la del navegante John Moore no es una historia cualquiera. No abordó ningún barco, no combatió en alta mar, no descubrió ningún tesoro, no llevó un parche en el ojo ni pata de palo. Su vida conocida siempre transcurrió en tierra firme.

 

Sin embargo, hace un siglo se convirtió en un personaje mítico en Alicante, donde aún se le recuerda con el sobrenombre del Negre Lloma. Cómo un ayudante de cocina estadounidense negro embarcado en un navío de bandera belga acabó transformándose en un vagabundo que a punto estuvo de ser enterrado en el Valle de los Caídos, confundido con José Antonio Primo de Rivera, es uno de esos relatos que sobrevive a generaciones. El personaje del Negre Lloma nació en Alicante al parecer el 3 de marzo de 1915 en plena I Guerra Mundial, tras una colosal explosión en la proa del navío Tiflis atracado en el puerto de la ciudad. La embarcación había descargado 1.600 toneladas de combustible en Alicante para diversas empresas y levaba anclas hacia Sevilla cuando reventó.

 

Murieron cinco tripulantes y los supervivientes fueron pasaportados para Londres. Todos, menos uno, el ayudante de cocina John Moore, que decidió quedarse en la ciudad. Nada se conoce de su vida anterior a la explosión. El caso es que Moore comenzó a deambular por Alicante como alma en pena, con sus ropas raídas y unos enormes zapatos remendados colgados del cuello. Y ya nunca se marchó. No volvió a trabajar. Comía de la caridad y casi siempre estaba borracho, pasando los días en la Explanada y calles adyacentes, piropeando a las mujeres y chocando sus enormes manos con los niños que salían a su encuentro. La frase "eres más gandul que el Negre Lloma" se hizo popular en todo Alicante, junto a "portes més merda que el Negre Lloma" o "vas negre como el Lloma". El deambular del Negre Lloma por Alicante acabó en la madrugada del 31 de octubre de 1936, en una cuneta del barrio de Vistahermosa, víctima de una pulmonía.

 

Veinte días después José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange española de las JONS, era fusilado en el patio de la cárcel de Alicante. Uno y otro fueron sepultados en la misma fosa común. El político, hasta el 4 de abril de 1939, cuando fue exhumado tras la entrada de los nacionales en la ciudad. Durante un tiempo circuló el rumor de que la exhumación había sido un error y que el cuerpo que los falangistas habían trasladado a hombros hasta El Escorial en noviembre de 1939 había sido, en realidad, el del Negre Lloma.

 

Un restaurante y una peña

 

Hoy el Negre Lloma da nombre a un restaurante y a una peña del Hércules. Y su recuerdo revive cada mes de junio durante las Hogueras de San Juan. Durante unos días, su figura, reconvertida en un ninot de labios carnosos y pies descalzos, regresa a las calles por las que deambuló y murió con su sempiterno par de zapatos. Las andanzas y desventuras del Negre Lloma por Alicante conducen al viajero a dos de los lugares donde más tiempo pasó: la Explanada y el Puerto.

 

La primera, quizá el paseo más emblemático de la ciudad, extiende sus pocos más de 500 metros desde la plaza del Mar, al norte, hasta la plaza de Canalejas, al sur. Desde el siglo XIX es el escaparate de una Alicante que se abre al mar. Miles de paseantes transitan a diario por un pavimento de mosaico formado por más de seis millones de teselas mientras palmeras de gran porte les proporcionan agradables sombras. El Puerto desierto y silencioso que el literato Hans Christian Andersen describió a mediados del siglo XIX es uno de los testigos con más historia de Alicante: desde aquí embarcaron rumbo a África cientos de moriscos tras la expulsión decretada por Felipe III en 1609. También fue la última salida frustrada para decenas de miles de republicanos al final de la Guerra Civil en 1939.

 

Solo tres barcos con poco más de 3.000 personas pudieron escapar del infierno. En la actualidad se ha convertido en un Puerto de servicios donde los yates y la arribada de trasatlánticos han sustituido su pasado comercial.

 

*Javier Ramos es periodista. Administra el blog Lugares con Historia

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