Día Miércoles, 01 de Octubre de 2025
El alicantino 'El Pipa' fue el primer español en el podio del Tour
Indurain, Perico, Contador, Bahamontes, Ocaña… Estos nombres están íntimamente ligados a un deporte, el ciclismo, y a una prueba, el Tour de Francia. La ronda gala, creada en 1903, simboliza la capacidad del ser humano de afrontar retos imposibles mediante el esfuerzo y el sacrificio llevados al máximo. Por eso, cualquier corredor capaz de ganar el Tour entra directamente en el olimpo del deporte y en el estrellato mediático. Es más, pisar siquiera el podio del Tour supone para muchos el culmen de su carrera deportiva.
Sin embargo, hubo una época en la que la gloria solo la daba vencer en el Tour y por eso no tuvo tanto eco la proeza de un corredor alicantino, oriolano para más señas, durante los tristes años de la posguerra española. Fue Bernardo Ruiz el primer español en alcanzar el podio de un Tour de Francia en un tiempo en el que las carreteras estaban en un estado deplorable por las guerras, con unas bicicletas muy pesadas y sin posibilidad de recibir ayuda técnica. Bernardo Ruiz Navarrete nació en Orihuela en 1925. Procedente de una familia muy humilde, empezó a trabajar muy pronto en el campo y repartiendo frutas y verduras. Como muchos de los muchachos de la época, empezó a utilizar una vieja bicicleta, de más de 20 kilos para realizar su quehacer diario.
Un día, el dueño de un taller de bicicletas, Juan Iborra, le vio mover esa pesada bici por las cuestas de Orihuela y, al ver la calidad del chaval, le ofreció una bici menos pesada y más moderna para poder entrenarse y competir. Así las cosas, Bernardo Ruiz empezó a correr carreras locales y regionales a los 18 años, con una bicicleta que le regaló su hermano Tomás. Ello le permitía ganar un dinerillo extra ante los escasos recursos que le aportaba su trabajo. Pronto empezó a destacar y a ganar carreras, como la Vuelta a Valencia, en 1944 y 1945. En ese año de 1945, la Volta a Catalunya, la carrera más antigua de España, celebraba su 25 aniversario y Bernardo pudo participar en ella gracias a una suscripción popular en Orihuela y pueblos aledaños. Llegó a Barcelona con 350 pesetas, corrió sin equipo y… ganó.
Esa victoria le permitió ganar 17.000 pesetas con las que se hizo profesional. A partir de ahí, la carrera del joven Bernardo (apodado desde entonces “El Pipa”, por su manía de chuparse el dedo) fue in crescendo, participando ese mismo año en la Vuelta a España, carrera que ganó brillantemente en 1948, con solo 23 años, demostrando su poderío al vencer también el Gran Premio de la Montaña y 3 etapas. “El Pipa”, un corredor que nunca pinchaba, se aprovechó de un pinchazo de su gran rival, el vasco Dalmacio Langarica, en la 12ª etapa entre Bilbao y San Sebastián, para hacerse con el maillot de líder y no abandonarlo hasta Madrid. Sin españoles en el Tour desde 1938, el régimen franquista quería internacionalizarse y decidió, en 1949, enviar un equipo nacional donde no podían faltar Ruiz y Langarica, junto con Julián Berrendero, único superviviente del equipo de 1938 y vencedor de etapa en 1937. La experiencia se saldó en fracaso al abandonar los seis componentes antes de la 6ª etapa, decidiendo no participar al año siguiente. De vuelta en 1951, nuestro Bernardo Ruiz se erigió en gran protagonista de la gran ronda francesa, al ganar 2 etapas de montaña y terminado 9º en la general final justo por delante del gran Coppi. Era la primera vez que un español ganaba dos etapas en el mismo Tour.
En ambas, “Bernardino” (como empezaban a conocerle en Francia) ganó escapado salvando cuantos puertos de montaña se le pusieron por delante. Faltos de ídolos a nivel internacional, el regímen franquista encontraba en “El Pipa” ese referente en el deporte que, junto con el fútbol y el boxeo, tenía la mayor aceptación popular. Pero la gran gesta de de Bernardo Ruiz, llegaría un año después, en 1952. En el Tour de aquel año, Fausto Coppi acudía con sed de venganza después de su decepcionante actuación en 1951. Y lo consiguió, sumando su segundo doblete Giro-Tour, algo inaudito en aquel momento. “Il campionissimo” se enfundaría el maillot amarillo tras una gran exhibición en la 10ª etapa, con llegada al ahora mítico Alpe d’Huez. Bernardo Ruiz, líder del equipo español, no tuvo su día, pero al día siguiente llegó tras el genio italiano e inició una remontada merced a una gran regularidad.
Una descollante actuación en la última contrarreloj, de 63 kms, le permitó adelantar a dos vencedores del Tour como Gino Bartali y Jean Robic y auparse al tercer puesto definitivo, tras Coppi y el belga Stan Ockers. Este éxito sin precedentes del ciclista oriolano, aunque quedó un poco ensombrecido al coincidir con la celebración del los Juegos Olímpicos de Helsinki, supuso el espaldarazo definitivo para el ciclismo español. Tan solo dos años después, en 1954, debutaba en el Tour un tal Federico Martín Bahamontes, ganando por primera vez el Gran Premio de la Montaña.
El toledano entraría en la leyenda pocos años después al ganar el Tour, en 1959. La irrupción de Bahamontes y de su gran rival Jesús Loroño colocó de inmediato a “El Pipa” en un segundo plano, pero eso no evitó que en 1955 consiguiera otro hito: ser el primer español en vencer en una etapa del Giro de Italia. Bernardo Ruiz se retiró en 1958 y aunque dirigió durante algunos años un equipo ciclista, pronto se volvió a establecer en su Orihuela natal, donde montó una tienda de bicis y motos y donde ahora disfruta, a sus recién cumplidos 90 años, de una merecida jubilación llena de recuerdos.
Antonio Montalvo* es Ingeniero de Telecomunicaciones de formación. Consultor de Negocios Internacionales y experto en Internacionalización de Empresas.
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