Cerebralmente afectados por el calor

Feliz lunes de rutina a todos. ¿Que tal vuestra depresión post-vacacional? La mía y yo no nos dirigimos la palabra. Ya llegó septiembre para despertarnos de nuestro amado verano como una madre cuando te despierta de un plácido sueño en el que estás durmiendo espatarrado y con la babilla inundando toda tu almohada. Se acabó lo que se daba...¡ah! Me equivoco, no se acabó todo, todavía nos queda el calor.

Entre que nosotros nos estamos cargando el planeta y que la Conselleria de Educación se está cargando a los alumnos, ¿quién continuará con nuestro legado de decisiones absurdas e incongruentes? Y ustedes estarán pensando, ¿y esta chica de qué diantres está hablando? Pues, en primer lugar, he hecho una ligera (y casi apenas imperceptible) referencia a la decisión de María José Catalá de asar al vapor en las aulas a los alumnos de Primaria, ESO y Bachiller de toda la Comunidad Valenciana.

Este nuevo curso, se han adelantado las clases 6 días para los alumnos de Primaria y 13 para los de ESO y Bachillerato. Hablamos de que el día 3 de septiembre, con temperaturas entre los 30º y los 34ºC daba comienzo el nuevo calendario escolar. Además, puntualicemos que este mes de septiembre ha sido calificado como el más caluroso desde 1950.

Ahora piensen en un aula escolar apenas masificada con 30 alumnos y su respectivo profesor. Para que la ventilación circule por ahí tiene que darse codazos con todos los alumnos y sus respectivas mochilas y gotas de sudor. No es de extrañar que tanto alumnos como profesorado hayan salido a la calle a manifestarse (y a no morir como una pobre sardina en lata).

A ver, señores, un poquito de organización y de sentido común. Si yo, ahora mismo, a 15 de septiembre, estoy escribiendo este artículo en pantalón corto, camiseta de tirantes y abanicándome hasta con las cortinas, ¿cómo pretenden que un alumno se concentre cuando la camiseta se le está pegando a la espalda, y ésta a la silla en una simbiosis perfecta? Además, hay un detalle absurdamente cómico que me gustaría compartir con ustedes. En Alicante hay más colegios con CALEFACCIÓN que con aire acondicionado. Gracias por mantenernos calentitos los 3 días al año que hace realmente frío en Alicante y mil gracias más por hacer que los 351 restantes estemos a merced de la temperatura atmosférica.

Dentro de la teoría, la finalidad de adelantar las clases consiste en recuperar horas lectivas y así evitar tanto fracaso escolar, cosa que yo veo perfecto. Pero parece que todavía la Consellería no ha aprendido aquello de que más cantidad no implica mayor calidad. Por mucho que se aumenten los días lectivos, si no se modifica el método de aprendizaje es imposible que, tanto profesores como alumnos, tengan ganas de verse la cara 5 días a la semana.

Y esto no ocurre sólo en los colegios ya que en la Universidad va todo por el mismo camino. Ya no sólo se trata del calor (que también), si no de la absoluta desorganización del sistema. Aunque con respecto al calor sí que me gustaría puntualizar que mis aulas parecen estar embrujadas: es poner el aire acondicionado y hacer más calor todavía. Yo no sabía que se dieran clases en saunas. Pero bueno, el caso es que en territorio universitario podemos encontrarnos con profesores que se piden la baja y no lo sabe ni la conserjería de la facultad, coordinadores de Erasmus que no contestan a urgentes correos de alumnos que ya están en sus destinos o asignaturas de prácticas externas que no tienen suficientes plazas para todos los alumnos matriculados. ¡Esto es la UA señores! ¿Será todo cosa del calor o ya venían así de serie?