POLÉMICA
Las setas colocadas en la calle San Francisco se convierten en hongos
El Ayuntamiento de Alicante ha comenzado la instalación de setas gigantes en la calle San Francisco para mejorar la imagen de esta céntrica vía peatonal.
Además de las setas también se han colocado enormes orugas y otros insectos, todos ellos con un diseño infantil, que en apariencia suavizan la dureza de una zona que sigue degradada pese a los estériles esfuerzos de vecinos y comerciantes, y del intermitente interés del consistorio, que no termina de dar con la clave. Hasta ahora.
Los niños que pasan por la calle San Francisco se quedan absortos al contemplar las gigantescas setas y los insectos colocados encima de ellas. Las formas y los colores los transportan a una suerte de parque temático urbano. Parece que la iniciativa municipal, que ha costado cerca de 60.000 euros, es un éxito desde el punto de vista infantil. Sin embargo, un sosegado paseo por la calle San Francisco permite adquirir verdadera conciencia del estado de la vía y del parche que supone la instalación de setas y de insectos.
Porque junto a las alegres figuras hay solares abandonados, en un pésimo estado de conservación, descuidados, sucios y con vegetación. Pese a que la normativa municipal obliga a sus propietarios a ocultarlos, el interior de los solares permanece a la vista, sin vallas que tapen la suciedad que se acumula en el interior. Y entre los solares y los inmuebles cercanos se extiende, y a la vista de las personas que transitan por la calle, un tendido de cables que contribuye aún más si cabe a empeorar la ya de por si mala imagen de la zona.
El estado de la calle San Francisco es en alguno de sus tramos lamentable e impropio de una zona céntrica que es paso frecuente de miles de personas, muchas de ellas turistas. Es, además, una especie de bulevar que conecta los edificios de instituciones como el Ayuntamiento de Alicante, el Síndic de Greugues, la sede central de Correos, la delegación de Hacienda y la subdelegación del Gobierno. Por ello, las setas y los bichitos al lado de los solares abandonados producen una sensación próxima al bochorno. Y si para los niños las setas son divertidas, para los mayores pueden no ser más que feos hongos que han brotado de la dejadez y del olvido municipal.

















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