Día Martes, 30 de Diciembre de 2025
NUEVA EXPOSICIÓN
Restos de niños y rituales de hace 6.400 años centran la exposición del MARQ

. El MARQ expone los rituales funerarios y el primer caso de canibalismo neolítico documentado en el Levante
El Museo Arqueológico de Alicante ha inaugurado este martes la exposición Rituales de pastores, una muestra que reúne los resultados de más de una década de investigaciones arqueológicas en la Cova del Randero, en Pedreguer, y que documenta por primera vez el hallazgo de canibalismo ritual del Neolítico en el Levante peninsular.
La exposición, que podrá visitarse durante los próximos meses en el hall del museo, ha sido presentada por el diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro, junto al alcalde de Pedreguer, Sergi Ferrús, el director del MARQ, Manuel Olcina, y el director gerente de la Fundación CV MARQ, Josep Albert Cortés, entre otros representantes institucionales. La muestra está comisariada por Consuelo Roca de Togores y Jorge A. Soler, este último también director del MUBAG.
Navarro ha puesto en valor el trabajo desarrollado por el equipo de investigadores, técnicos y voluntarios que han participado en las excavaciones entre 2007 y 2021, dentro del Proyecto de Excavación Arqueológica de la Cova del Randero, impulsado por la Diputación de Alicante en colaboración con el Ayuntamiento de Pedreguer. La exposición reúne piezas originales como puntas de flecha de sílex, un cráneo utilizado como reliquia, una vasija cerámica y restos de la mandíbula de un niño, elementos que sustentan la identificación del canibalismo ritual.
Las investigaciones han convertido este enclave en uno de los yacimientos más relevantes del este de la Península Ibérica para el estudio del Neolítico Medio, entre el 4500 y el 4000 a.C., y del Neolítico Final-Calcolítico, entre el 3500 y el 2700 a.C. Los trabajos han permitido reconstruir el modo de vida de comunidades pastoriles que practicaban la agricultura cerealista y el cuidado de rebaños, utilizando la cueva tanto como refugio ganadero como espacio funerario.
Según explican los comisarios, el yacimiento presenta dos fases bien diferenciadas. En la primera, durante el Neolítico Medio, la cueva fue empleada como refugio para el ganado, con una organización interna que separaba los espacios destinados a los animales adultos, las hembras preñadas y recién nacidas, y las zonas reservadas al descanso de los pastores y al procesado de la carne. En esta área interna se localizó una fosa con un gran recipiente cerámico utilizado para cocinar, aromatizar el ambiente y proporcionar iluminación.
La segunda fase corresponde al Neolítico Final-Calcolítico, cuando la cueva pasó a utilizarse como espacio de enterramiento. Entre los hallazgos más singulares destaca el cráneo completo de un varón de entre 35 y 45 años, hallado de forma aislada y protegido por piedras, con una datación en torno al 3400 a.C., anterior al resto de enterramientos documentados. La conservación excepcional de los espacios sellados permitió recuperar elementos de ajuar funerario como collares, colgantes, hachas, cuchillos de sílex, vasos cerámicos y un conjunto de 17 puntas de flecha.
Especial relevancia tienen también los restos óseos de dos niños, uno de entre 7 y 8 años y otro recién nacido, asociados al uso ganadero de la cueva. El análisis de los huesos ha identificado cortes con herramientas de sílex, fracturas para la extracción de médula y mordeduras humanas, evidencias que apuntan a un tratamiento ritual de los cuerpos tras la muerte. Los investigadores interpretan estas prácticas como un canibalismo de carácter funerario, vinculado al duelo y a la preservación simbólica del vínculo con los fallecidos.



















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