RAFAEL SIMÓN GALLARDO Lunes, 22 de Diciembre de 2025

El vecino de las barbas: un análisis electoral con tintes de comedia

En el peculiar y disfuncional reino de Extremadura, donde las casas parecen tener más historias que sus habitantes y los quebrantos políticos se discuten con la misma seriedad que el arte de hacer gazpacho, ha ocurrido algo que merece un comentario digno de un crítico mordaz: el Partido Popular se ha alzado como el campeón del ring electoral, ganando las autonómicas con una amplia mayoría. Sin embargo, lo que debería ser un galardón de gloria se comparte con un compañero de cama nada deseable, el VOX, que podría describirse como ese amigo ruidoso que siempre llega a las fiestas sin haber sido invitado.

El electorado, en su infinita sabiduría, ha hablado con una contundencia que desearía para mis monólogos internos. Entre el PP y VOX, suman un 60% de los votos, como si de una comedia romántica se tratara, donde los protagonistas se eligen a sí mismos mientras el PSOE, que antaño bailaba en el centro del escenario, se hunde más rápido que un actor de serie B en la noche de los Oscars.

Aquí nos encontramos, ante un paisaje que recuerda un tanto a una película de alianzas imprevistas, donde uno podría preguntarse: "¿cómo hemos llegado aquí?" Pues bien, el PSOE ha logrado lo que creí imposible: desinteresarse tanto por sus votantes que han logrado que aquellos que, hasta hace poco, levantaban las copas en su honor ahora prefieran un trago desapasionado, un "Mejor la oferta de Podemos", porque, claro, en tiempos de crisis, hasta el paladar necesita algo nuevo. ¿Quién lo diría? La historia de un partido que se mimetiza con la izquierda radical, como un camaleón con un problema de identidad, acaba por asustar a sus propios fieles. En este punto de la trama, uno no puede evitar pensar que tal vez un argumento de sitcom habría resultado menos surrealista.

Y ahí estamos, donde el noble Pedro Sánchez, nuestro buen capitán hacia el abismo, ha hecho una auténtica obra maestra de la radicalización. Es casi irónico cómo se convierte en un Midas a la inversa. Todo lo que toca, lo arruina. Se diría que al tocador de las urnas le gusta más la oscuridad que la luz. "Querido Pedro, ¿nietos?" podría ser una de sus líneas de apertura, si es que llegara a hacer una intervención en una película de Woody Allen que trate sobre la desilusión en la política española.

Mientras tanto, se nos presentan nuevos horizontes electorales, como si se tratara de ir al cine a ver una secuela que nunca pediste. Con Aragón, Castilla y León, y Andalucía en el futuro inmediato, lo lógico es temer que la trama llegue a ser tan densa que necesitaríamos hacer una maratón para entenderla. Pero, al fin y al cabo, ¿quién no disfruta de una buena crisis naval con un poco de comedia de enredos?

La moraleja aquí podría ser más compleja que el resumen de una vida fallida en terapia. A medida que el PSOE intenta resurgir de las cenizas de su propia pifia, sería prudente prestar atención a lo que realmente piensan, dicen y votan los españoles. Las barbas del vecino, ese símbolo de aflicción y sabiduría a la vez, nos recuerda que no todo lo que brilla es oro, y que, en política como en el amor, a veces lo que necesitas es una buena dosis de autenticidad y un guion ingenioso que te salve del cliché.

Así que, amigos, celebro la tristeza y la mediocridad de nuestras elecciones como si fueran el mejor desenlace de una comedia romántica: donde en lugar de vivir felices para siempre, nos quedamos con un "bueno, podríamos haberlo hecho mucho peor". La política y la vida, al fin y al cabo, son como un espectáculo de magia en el que, cuando finalmente se revela el truco, uno solo puede reírse y pensar: "¿Por qué no me lo esperaba?" ¡Viva la fiesta democrática!