Dulce Olivia
El puritanismo, la intolerancia y la censura han llegado para quedarse. La sociedad occidental se ahoga en sus propias creaciones, como le pasa al Doctor Frankenstein tras darle vida al monstruo. La ideología de la corrección política que de manera implacable y en silencio contamina todo lo que toca y lo intanjible también afecta nuestra vida, pública y privada, es el ejemplo más clarividente de lo que sucede actualmente.
La simplificación que hace este ideario de la compleja realidad, consiste en clasificar a los humanos en colectivos diferenciados; hombres y mujeres, buenos y malos, indios y americanos, blancos y negros, colonizadores y colonizados, altos y bajos, feos y guapos y el largo etcétera de pensamientos dicotómicos creados para sustituir la fracasada y obsoleta "lucha de clases" buscando nuevos puntos de discordia y belicismo para enfrentar a la sociedad.
![[Img #20388]](https://alicantepress.com/upload/images/02_2021/4673_rafael-gallardo.png)
La clasificación general que mejor expresa estas dicotomías es la de las "víctimas" de todo orden que tendrán razón siempre y estarán en posesión obligatoria de la verdad, en contraposición con los "verdugos", los maliciosos y siempre mentirosos monstruos impresentables que oprimen a troche y moche y solo merecen el castigo, la cárcel y la muerte.
Cuando un acto delictivo sucede, en este nuevo orden, su justificación no depende de la naturaleza de los hechos sino que está mediatizado por las características apriorísticas de la persona que agrede y el colectivo al que pertenece el agredido.
Además de este aforismo, se facilita y promueve la eliminación sistemática de cualquier expresión, opinión o creencia que pueda ofender al colectivo "débil", incluso si la injuria sucede de forma fortuita, sin intencionalidad, a la vez que, se permite y fomenta el insulto y la ofensa a cualquiera que pertenezca al grupo de los "fuertes" por el hecho de su maldad primigenia y no tener perdón ni redención posible.
De esta forma, la doctrina, es contraria al raciocinio y la ciencia porque se basa en las emociones de los colectivos desfavorecidos. La verdad no depende de la argumentación, tampoco de la dialéctica, ni siquiera de la información ni de la ciencia, la verdad está supeditada al colectivo al que se pertenece, es emotiva e inamovible.
Por este motivo, todo aquel que se atreve a desobedecer los designios de estos nuevos tabúes, los analiza y critica, incluso se opone frontalmente a los mismos, será castigado con insultos, descalificaciones afirmando su pertenencia al fascio y negando absolutamente la mínima libertad de expresión necesaria para subsistir en la actualidad.
Nadie sabe percibir la arbitrariedad de los activistas que dividen a la sociedad en víctimas y verdugos, y, esto sucede con la opacidad necesaria para poder crear estructuras crematísticas rentables, bajo la excusa de la atención a estos colectivos, mientras que se explicitan los privilegios necesarios que buscan la justicia, la reparación del frágil, la normalidad del diferente, el igualitarismo con premio a los idiotas, sufragados todos por los "no víctimas" y con cargo a sus carteras.
La corrección política es un oxímoron para la democracia, un imposible en una sociedad sana, abierta y libre donde se pueda debatir, compartir, formar y convencer al oponente en contraposición con la realidad donde la manipulación y el analfabetismo funcional son el caldo de cultivos de todas estas ideología neo dogmáticas.
Las ofensas siempre son subjetivas y en muchas ocasiones no son generadas por los emisores sino que se crean artificialmente por parte de los receptores que van vestidos de víctimas constantes...
No les aconsejo frivolizar con este fenómeno social diciendo que soy exagerado, o que se trata de un fenómeno inocuo, una estupidez de gente alocada. No es broma aunque lo parezca...
Bajo mi criterio, somos testigos del renacer de la nueva inquisición donde a las personas no se les quema en plazas públicas, pero, a cambio, se les destruye en redes sociales, medios de comunicación apesebrados con mayor efectividad mediática y parecida violencia a la utilizada en la mismísima Edad Media...
Después de esto entenderán por qué la madre de Olivia es inocente aunque asesine, y, su marido, es un machista de mierda exonerado por jueces prehistóricos de una violencia de género inaceptable tras más de veinte sentencias. La realidad es que la asesinada, estará muerta para siempre...pobre Olivia...
*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...
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