La paradoja de la nueva navaja de Ockham

Los pecados capitales siguen vigentes aunque yo sea un ateo redomado y mi anticlericalismo más evidente que la diabetes que padezco. La persistencia de estas infracciones no peligra a pesar de la muerte del catolicismo y su sustitución por el nuevo credo  imperante...

La religión católica ha sido abolida por varios motivos: por un lado, la inestimable ayuda del Papa Francisco que se parece más a un activista que al pope de los sacerdotes: por otro lado, el buen hacer de la izquierda globalista que ha parido el dogma conocido como "corrección política" con el índice de contagio más elevado que el del mismísimo COVID...

A pesar  de esta nueva creencia, los vicios de la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y  pereza siguen existiendo porque son pulsiones inherentes a nosotros mismos, sin embargo, han dejado de tener el tratamiento peyorativo de antaño para transformarse  en cualidades, simples defectos que no precisan del oscurantismo ancestral y menos de la negación inveterada  por estar estructurados en organizaciones de víctimas en busca del reconocimiento social y de la ayudas económicas a cargo del presupuesto del estado:

"Oficina de atención al soberbio", 

"avariciosos unidos indiscriminados", 

"grupo de lujuriosos comprometidos con el sexo", 

"Ayuda al iracundo abandonado", 

"Cooperativa de mórbidos con gula", 

"Envidiosos sin fronteras", 

"Hogares para perezosos paralizados"...

Bajo el artículo que ahora leen, tienen ustedes  los enlaces para acceder a los portales de tan insignes organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lujo...

Además y para completar la complicación de lo leído, la lista de infracciones intolerables ha cambiado, se han incluido nuevos conceptos que no están sujetos a la veneración de los antiguos pecados, sino más bien, tienen la consideración de abominaciones cometidas por monstruos y delincuentes; capitalismo,  monarquía, cristianismo, españolidad,  patriarcado,  y un largo etcétera donde hay personajes que al cumplir con varios de estos ítems a  la vez, se transforman en verdaderos malvados de cómic: Roch,  Ortega  y sus empresas Mercadona e Inditex como lupanares de la injusticia social insolidaria...

Se da la paradoja de significar que la existencia de estos nuevos pecados solo afectan a una parte del espectro de la sociedad;  la impresentable derechona, porque los mismos hechos si se manifiestan en la izquierda,  son interpretados como necesidades inaplazables de personas honestas y bondadosas. El rollo de las varas de medir que tantas veces escuchamos en la boca de la gente afectada...

La cualidad precisa para desarrollar este embrollo es sin duda la simple ignorancia porque de esta forma, podremos sin atisbo de vergüenza cogernos los puntiagudos instrumentos, el que los tenga puntiagudos, claro está,  protegidos con el pertinente papel de fumar y opinar sobre el malvado ciudadano,  juzgar sin pruebas, insultar sin educación, apartar sin respeto,  sobre todo si su ideología no es de izquierda. Recuerden ahora los cambios promovidos en la nueva ley de educación- pasar de curso sin tener conocimientos y sin  aprobar- no buscan otra cosa que mantener los niveles de ignorancia en las cotas adecuadas para rasar a todo el mundo por debajo de las rodillas como paradigma de la  ecuanimidad y el igualitarismo. 

De esta forma, se ha tejido un abigarrado entramado moral más estricto que el padecido en el medievo con la inquisición aderezado con la falta de sentido común y la desproporción en el  ejercicio de la actividad cotidiana diaria...

Surge sobre todas una nueva figura; el censor, el opinador profesional, el periodista apesebrado con un alto complejo de superioridad aderezado por la ignorancia y la falta de preparación para ser profeta especialista en escudriñar la verdad verdadera y proclamar escandalizados las herejías siempre cometidas por la derecha...sus actos y opiniones están magnetizados por el odio contumaz de todo lo que sin análisis califican como diferente y peligroso y como nueva religión imponen al colectivo obediencia, resignación amenazando con el ostracismo y el cordón sanitario a quien incumpla las normas que ellos mismos desarrollan.  

Esta es la paradoja de la nueva navaja de  Ockham donde la interpretación de cualquier hecho si afecta a la derecha es siempre corrupción a la vez que las mismas circunstancias en la izquierda son obligaciones inaplazables y patriotismo... mientras que las comisiones se transforman en mordidas, sobornos y cohecho con la misma naturalidad que las tartas crecen dentro de los hornos...y el pastel ya huele a quemado y va siendo hora de apagarlo al precio que pagamos el kilowatio...

*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...