Día Jueves, 18 de Septiembre de 2025
De estrategia a cultura empresarial

La palabra “fundación” pertenece a ese selecto grupo de conceptos para el que cada persona tiene una idea, porque no tenemos claro qué es, ni a qué se dedican. En España hay 8000 Fundaciones activas registradas, todas ellas eso sí, tienen un denominador común, una Ley que las regula y donde dice que estas son sin ánimo de lucro.
Con todo en España más de 1000 fundaciones se dedican al deporte y una buena parte están constituidas por empresas, las fundaciones sociales no son mas del 8%, sin embargo las fundaciones empresariales que además realizan una labor relevante en Responsabilidad Social constituyen el 0,1% del PIB español.
Así mismo, por sectores, el 27% de las fundaciones empresariales son de empresas del sector servicios. Le siguen los sectores de retail (18%), construcción (12%), farma-sanidad (11%) y las de las compañía de seguros (10%), los sectores que cuentan con menos fundaciones corporativas son las TiC (9%), banca (7%), aunque parezca otra cosa y automoción (2%).
Una noción básica para poder definir las fundaciones empresariales es que son aquellas constituidas por decisión de una empresa y que se financian principalmente a través de aportaciones de la empresa o por su grupo empresarial, además también a través de los dividendos de acciones aportadas por la empresa fundadora.
En estas fundaciones empresariales la RSC constituye una dirección responsable, la cual destina actividad y recursos que devuelven a la sociedad parte de lo que la empresa recoge de ella por su actividad.
Muchos ponen en duda las intenciones o el valor real de la RSC pero lo cierto es que las empresas que la incluyen en sus directrices generales realizan una labor de interés social cada día más útil y necesaria.
Pero lo cierto es que estas actividades se pueden desarrollar como parte de la estrategia de RSC de la propia empresa a la que se dedica un determinado presupuesto o bien, desde una fundación dirigida precisamente al cumplimiento de estos objetivos sostenibles, benefician tanto a la sociedad como al medio ambiente y a la reputación de la empresa, porque contribuyen al interés general, y puede ser desarrollado por todo tipo y tamaño de empresa, no solo por las grandes que son muy conscientes de la rentabilidad de la ética y el buen hacer.
Un valor añadido que me parece especial, es el orgullo de pertenencia que desarrollan los empleados y la relación que adquiere la empresa a través de la fundación con sus grupos de interés, entidades sociales, administración, clientes, medio ambiente, un vínculo que se realiza de una manera más amable y colaborativa que el ámbito puramente empresarial.
Por suerte hay muchas empresas donde la Responsabilidad Social forma parte de su ADN y la ética y el buen gobierno es algo natural. Las empresas continúan evolucionando, muchas start-ups, algunas de ellas de éxito indudable, se presentan desde su nacimiento con una conciencia social y sostenible, con el deseo de mejorar y contribuir en el entorno con el que interactúan, que involucra a todos desde la alta dirección hasta el último trabajador.
La ética y RSC, las buenas prácticas y la responsabilidad deben de mutar de estrategia a cultura empresarial. Es para la empresa una oportunidad de acercarse a la sociedad y ésta de recibir de la empresa lo que debería realizar pero no hace el Estado.
*Maria José Molina Martínez es experta en Responsabilidad Social Corporativa.
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