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RAFAEL SIMÓN GALLARDO
RAFAEL SIMÓN GALLARDO Martes, 27 de Abril de 2021

La cámara de los ecos

En la actualidad vivimos inmersos en la gigantesca "cámara de los ecos", una estructura supra personal que repite mensajes, mantras, eslóganes y los redirige hacia nosotros con efectividad y sin compasión. Es imposible el raciocinio y el pensamiento libre porque sencillamente hemos olvidado sobrevivir en el silencio, en la falta de ruido necesaria para que la reflexión sea posible y provechosa.  

 

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De esta forma, protegidos cada uno en su propia cámara de ecos, abducidos por el mensaje repetitivo hasta la saciedad nos dedicamos a la disputa, la confrontación, el posicionamiento, la crispación mientras que obviamos otra realidad secreta, íntima y más importante; "a la vez que oímos la melodía del eco nos roban impunemente".

Nos han robado el trabajo,  han rapiñado las libertades,  han saqueado la fraternidad,  la solidaridad que el español siempre tuvo,  han expoliado nuestro futuro y si fuera solo esto no sería  grave pero lo intolerable es cuando  ponen las manos interesadas  en el destino de nuestros hijos y nietos

 

Vivimos criticando a la izquierda unos cuantos y a la derecha la mayoría. No nos damos cuenta de que no se trata de nosotros o de aquellos sino que más bien el epicentro es el uso torticero del poder que hacen las personas que elevamos al rango de gobernantes cuando les damos el voto que es lo único que de nosotros desean y necesitan.  

Yo no usé mi derecho a voto para  finiquitar  la separación de poderes mediante la reforma del Consejo General del Poder Judicial que ha sido evitada no por coherencia propia sino por la amenaza de la  Unión Europea.  

 

No concebí mi voto para hablar de una forma extraña, para cambiar mi manera de relacionarme con mi entorno, puede ser que fuera un iluso antes,  incluso que lo siga siendo hoy  cuando  abogo porque  todos seamos iguales ante la ley. No entiendo por qué mi relación con los demás puede ser distinta en función del género y que esto precise además ser controlado por normas coercitivas.  

Es una memez hablar de críos, crías y "críes" porque en realidad lo importante  no son estas falsas categorías sino que todo se engloba con naturalidad en el concepto "menores", merecedores sin duda de nuestro incondicional apoyo y protección. 

 

Ninguno de nosotros previmos  que la respuesta a la pandemia iba a consistir fundamentalmente en la reclusión de las personas sanas y el forzoso abandono de las obligaciones laborales generando la mayor  pobreza conocida  desde la lejana  Guerra Civil. 

Hemos soportado encarcelados información interesada, falsa y propagandística constante. Nos han mentido y saturado con datos imposibles de creer que confunden aún más que el miedo natural a contraer la enfermedad y dan pábulo a pertrechar relatos conspiratorios que nos parecen más fáciles de digerir. 

 

Al principio permanecimos en los domicilios felices por responsabilidad,  aplaudimos cada tarde en las ventanas a los nuevos héroes soportando los recortes de nuestra libertad en aras de mayor seguridad.  Los gobernantes aprovecharon la coyuntura para invadir el sistema educativo, para aumentar la presión recaudatoria, para legislar sobre el final de nuestras vidas, para definir constructos sexuales y todo esto por decreto ley, sin control parlamentario...a cambio constataron lo obedientes que somos, lo borregos y cobardes...

 

Los músicos medievales y renacentistas conocían las virtudes del eco y lo usaban a su favor. Sabían los efectos de las reverberaciones musicales dentro de  iglesias y catedrales, utilizaban estas cualidades para engrandecer las composiciones y provocar en el oyente la sensación de pequeñez ante la majestuosidad de los sonidos que parecían ser de origen místico mientras que los asistentes eran pobres mortales  pasivos que escuchaban la voz de una hipotética deidad sin apercibirse que en realidad todo era un sutil engaño, un trampantojo para su sometimiento  y control, la mejor performance torticera e  interesada posible... 

Voy a intentar salir de mi cámara de ecos...¿Me siguen?...

 

*Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...

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