Día Viernes, 12 de Diciembre de 2025
El ego de la izquierda

Durante estos días de teatralidad parlamentaria,-en los que estoy seguro de que las actuaciones de los diputados tienen más relevancia que la nueva película de El Rey León, no he podido evitar compadecerme de los votantes de izquierdas, de aquellos que anhelosos de tener una España progresista, asisten perplejos al combate entre sus líderes de referencia. Habían confiado en Pedro Sánchez o en Pablo Iglesias el pasado 28-A y ahora, para su asombro, los que tienen la capacidad de construir la España que quieren,-así rezaba el eslogan electoral del PSOE-, se enzarzan en una lucha sin cuartel por ver quién de los dos la tiene más grande. Me refiero a la casa, no sean mal pensados…
En lugar de ponerse de acuerdo, presentan cada día un impedimento o se inventan propuestas, levantando muros de cristal entre ellos, dificultando la canalización entre sus dos figuras. Son víctimas de su ego, este demonio que les obliga a creerse legitimados para solicitar todo tipo de exigencias sin percatarse de que esa potestad que creen tener no es más que un espejismo ideado por un genio maligno, que les hace confundir la vigilia del sueño. Ambición, la de Pablo Iglesias, que consiste en llegar a la Moncloa a cualquier precio. Aspiración, que le nubla el juicio y le hace creer que tiene los escaños suficientes como para poder ocupar la mitad del Gobierno de la nación. Habiéndose pegado un batacazo electoral y habiendo conseguido un número de escaños propio de un partido bisagra, desea ocupar una vicepresidencia. Burlándose del sistema y de la democracia, antepone sus intereses particulares a los generales, pretendiendo mercadear la voluntad popular ocupando una posición en el ejecutivo que las urnas no le han otorgado. Del mismo modo que ocurre en La Rioja, donde Podemos le está saboteando a los socialistas la investidura con su único diputado electo,-el cual exige nada más y nada menos que cinco consejerías-, la izquierda radical está jugando con todos los ciudadanos y poniendo su trasero encima de la bandera de España. Porque si los de Vox gritan Viva España, los de Podemos, con sus actos, parecen murmurar un Abajo España.
Un país, que a lo largo de la historia,-ya ocurrió en la II República cuando desde Manuel Azaña a Indalecio Prieto ansiaban hacerse con el liderazgo del gobierno progresista republicano-, ha visto expectante, como la izquierda se ha preocupado más de los sillones y de sus propios intereses fomentados por su ego, que por los generales de sus votantes o de todos los españoles. Resulta curioso ver, y por eso señalo únicamente a la izquierda, como cuando la derecha, tiene que formar gobierno, como es el caso del propio Ayuntamiento de Alicante, la Comunidad autónoma de Murcia o Andalucía, salvo algunas excepciones, el acuerdo suele cerrarse con celeridad acordándose primero las medidas a llevar a cabo durante la legislatura,-acuérdense de las 155 medidas que han acordado PP y Ciudadanos para la Comunidad de Madrid-, para posteriormente pasar a hablar de los nombres que ocuparan los cargos de responsabilidad en el futuro gobierno. Como es normal, se construyen primero los cimientos y se culmina con el tejado. Techo, que en el caso de la izquierda, es lo primero en construirse. Les importan más los sillones, que las iniciativas que se lleven a cabo durante ese gobierno. Lo fundamental para ellos, es tener un techo donde dormir, y después Dios o los astros canalizados en las cartas del tarot, dirán el camino a seguir. ¿Ahora entienden el desgobierno que sufrimos con el tripartito de Echavarrí, Pavón y Bellido en la anterior legislatura? No les importaban los alicantinos, sino ocupar una concejalía o algún carguito de relumbrón.
No soy de los frívolos que les dicen a los electores de izquierdas que disfruten de lo votado a modo de sarna, sino que, como ya he reseñado antes, me produce estupor y lastima de aquellos que escogieron a opciones progresistas y ahora se encuentran que en lugar de estar gobernando,-que es lo que tendrían que estar haciendo a día de hoy, mientras unos se han preocupado por acomodar su trasero, otros han preferido recorrer el mundo con el Falcón dejando que el tiempo pasara y esperando a que sus socios llamaran a la puerta de la Moncloa de forma suplicante. Suplicio, es esta situación para los votantes de izquierdas, que muy probablemente, se quedaran en casa de repetirse elecciones, y más teniendo en cuenta, que el fantasma de Vox va a ser cazado por las pistolas de protones del voto útil y de la realidad.
Que a nosotros Dios nos pille confesados, pero que a los electores de izquierdas, les pille consolados ante el desazón que significa ver como los que estaban llamados a salvar a los oprimidos, han venido únicamente a salvarse a ellos mismos.

















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.29