Día Martes, 30 de Diciembre de 2025
Fascismo democrático

La izquierda, tan obcecada en su presunta superioridad moral, la cual le provoca observar desde una perspectiva dominante y superior a todos aquellos que no comparten sus ideas, no comprende, -como tanto repite una gran maestra para un servidor-, que cada persona tiene su propio proceso. Una evolución, que ellos, -de manera errónea- creen haber alcanzado. Están tan seguros de la verdad absoluta, que desprecian a los que piensan diferente justificando cualquier tipo de conducta para imponer su pensamiento el resto del orbe. Todo lo que hagan, por burdo y gañan que sea, es licito porque a ellos les ampara la moralidad de sus ideales. En Alsasua, cuando caminando con una diputada de Ciudadanos los batasunos y radicales nos tiraban piedras llamándonos fascistas,-vaya paradoja-, Grande-Marlaska nos recriminó, por según él, ir a Navarra a incendiar el ambiente y a provocar. En su mundo teatral, se tornan los papeles, y los encarnadores del mal no son los agresores, sino los inocentes y demócratas que acuden a un lugar para apoyar a las víctimas del terrorismo. Recuerden que para estos, Ternera es un héroe y Ortega Lara un fascista…
Ataques y escraches, -como el ocurrido la pasada semana en la marcha del Orgullo en Madrid donde los supremacistas morales acosaron, insultaron y despreciaron a los miembros de Ciudadanos que se sumaron a la causa-, que no solo son obviados por la izquierda, sino que fueron estimulados por el ministro de interior, este mismo que llamó provocadores a los que fuimos a Alsasua a luchar por una libertad en la que no quepa el miedo de la sangre. Episodios, que cuando le ocurren a Ada Colau, se pone a llorar ante los micros mientras en el acontecimiento del otro día, esta misma que sollozaba porque sus votantes independentistas la insultaban e increpaban por haber aceptado los votos de Manuel Valls, permanecía impasible al ver como un energúmeno se bajaba los pantalones dejando al descubierto sus intolerantes nalgas y amenazaba con hacer gestiones intestinales frente a Inés Arrimadas y otras políticas de Ciudadanos. No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan, eso me enseñaron en mi infancia. Odio las incoherencias y las dobles varas de medir. Este doble rasero, que induce a la izquierda en un círculo vicioso de paradojas. Contrasentidos, de los que se llenan la boca de la palabra libertad y tolerancia edulcorados de un barniz invisible e irreal de moderación, al mismo tiempo que con sus actos, manifiestan ser de todo menos paladín de la pluralidad.
Son tan solo transigentes y respetuosos, con aquellos que son de su cuerda,-un ejercicio con poca meritocracia, la verdad-. Cegados y embelesados por su narcisismo que no les permite mirar más allá del agua del lago en el que ven reflejado su rostro, creen tener el poder para etiquetar a las personas y dotar y eliminar atributos de sus figuras en función del pensamiento que estos tengan. Para ellos, si eres de derechas o no simpatizas con sus tesis, te conviertes en machista, homofobo, racista, retrogrado… El demonio encarnado que va caminando con el rabo escondido y disimulando los cuernos con una atractiva cabellera de derechas. En cambio, si eres de izquierdas, ascenderás puro a los altares del cielo con tu cuerpo alado angelical sin pasar por el purgatorio haciendo gala de tu feminismo, tolerancia, cosmopolitismo… Ellos son los que deciden si eres bueno o malo. Y aunque sean ellos los que quemen contendedores cuando pierden elecciones o increpen a los que piensan distinto arrojándoles todo tipo de objetos variopintos, todo está escrito, ellos son los héroes, y el resto somos los villanos. Como tanto dice Toni Cantó, son expertos en repartir carnets. Sesgan a la sociedad, dividen a los españoles. Conscientes de que ya no pueden enfrentar al pueblo con la lucha de clases, ahora utilizan la guerra de sexos o cultural para confrontar entre nosotros. Rivalidad, que no se debate con ideas, sino con los instintos más primarios del ser humano. Disimulan su fascismo, con un disfraz de moderación. Ya lo dijo el senador estadounidense Huey Long, “Cuando el fascismo llegue a América, será llamado antifascismo”. Supremacismo, que lleva ya tiempo anidado en España, y que es practicado por los mismos que dicen ser paradigma de todas las libertades.



















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