Día Martes, 30 de Diciembre de 2025
Mujeres, hombres y viceversa

"La masculinidad es agresiva, inestable y combustible. La feminidad, también".
Oigan amigos. Las mujeres nos han superado a todos nosotros. Es un hecho. Somos rígidos, de cartón piedra, inmutables y hemos perdido elasticidad y capacidad de adaptación. No tenemos rolles definidos que protejan nuestra masculinidad salvo el de perdedores. El nuevo orden mundial nos ha vaciado de contenido y nos ha dejado tiritando de frio al constatar que el mismo, es absolutamente femenino.
Si usted es hombre como yo, mal. Si además, es divorciado, peor. Pero si a esto le sumamos que somos viejos, ni les cuento. Usted y yo somos seres inmaduros, fracasados, yo mantengo el plumaje por seguir casado y usted, si se divorció, estará seguro desplumado. Realidades incontestable.
Sin embargo, si usted es mujer, los tiempos van a su favor, además, no cabe duda de su fuerza y maestría. Es capaz de compatibilizar casa, trabajo, hijos, familia, economía, deporte, belleza, pasión, matrimonio, sexo y amor. Las féminas, pueden con todo y todo lo saben resolver. Nosotros solo somos capaces de asumir las realidades una detrás de otra, en fila india y sin prisas.
Este es el paradigma del cambio. Sin embargo nadie ve lo que yo intuyo. En esta nueva era, los hombres en realidad, estamos siendo discriminados y la sociedad bien pensante nos rechaza por el mero hecho de nuestro género. Todo nuestro periplo formativo, se transforma en hostilidad manifiesta al no encontrar nuestro cometido. La guardería, el colegio, la universidad, el trabajo se transforman en una carrera de obstáculos para nosotros. No nos enseñan a ser hombres. ¿Qué es ser hombre hoy? ¿Lo saben ustedes? Yo no.
El nuevo mundo es femenino, es de las mujeres, está diseñado y pensado para ellas y a nosotros se nos exige una adaptación que somos incapaces de gestionar. No es por aceptar un papel secundario, tampoco por añoranzas del machismo antiguo, ni si quiera por corroborar lo injusto de otras épocas. No nos podemos adaptar porque de forma veraz y machacona nos sentimos agredidos. Nos sentimos víctimas. Por primera vez nos exigen sumisión.
La crítica fácil hacia los hombres, manifiesta siempre los mismos problemas. Se nos tacha de inmaduros, de Piter Pan inveterados, de seres infantiles y aniñados incapaces de asumir cualquier responsabilidad, simplones buscadores del placer, juego y control sin esfuerzo alguno.
Los hombres jóvenes, temen el compromiso de la relación de pareja y salen despavoridos cuando se les propone porque es más fácil una relación basada en el placer y el sexo que el riesgo de asumir las obligaciones económicas, emocionales y de reproducción que intuyen les afectaría en negativo con el tiempo. Sobre todo si se ven abocados al fracaso de la separación, que siempre sobrevuela en sus relaciones.
En general, muchas mujeres jóvenes, se muestran más proclives a la relación de pareja. Quizás barrunten, que el sistema legal, tiende a favorecerlas sin disimulo si decidieran divorciarse y además, es más barato para ellas. Otras, para nada necesitan a los hombres, ni si quiera en las tareas de reproducción. Solo hay que contratar los servicios del banco de semen más cercano y punto.
No nos queda más función que la de donantes de esperma.
Un hombre soltero, tiene mala prensa, es un violador en potencia. En su defecto, convivir con una mujer sin firma alguna de contrato sería un mal menor y permanecer fiel a un compromiso sería lo mejor pero ni si quiera en esta última circunstancia, el hombre se siente seguro. Sencillamente porque ningún hombre hoy en día, se puede sentir seguro y nada más. Como colectivo, nos hacen sentir responsables del males antiguos que no practicamos y a la vez, también de todo lo nefasto que hoy acontece. Si eres hombre, eres malo.
Por tanto, el hombre que tachan de infantil, de inmaduro, el que renuncia a los compromisos, el que se oculta de la vida, lo que hace en realidad, es articular una respuesta ante la agresión permanente que percibe como real.
En mi época, antes del Jurásico claro, ser un hombre adulto, responsable y honrado, era recompensado con prestigio y respeto. Hoy en día, el varón, crece en un sistema donde la masculinidad se califica como inferior, maligna y estúpida a la vez. Personas inútiles con la socialización, la empatía, el lenguaje, la disciplina, el sacrificio, la inteligencia general y la emocional en particular.
Parece ser que solo destacamos en la fuerza y por ende en la violencia. Somos reos de nuestras hormonas y nuestro único final justo y merecido sería la castración, la social casi siempre y la real en otras ocasiones.
Somos maquinaria defectuosa, encarcelados dentro de fuertes cuerpos y movidos solo por la testosterona que sin embargo, no nos proporciona sensibilidad ni sentimientos, solo arrogancia y violencia. Los hombres somos fundamentalmente un error biológico. La mujer, es la solución a este error.
Con los años, al envejecer, todo empeora. Al ser adultos y pertenecer al género masculino, independientemente de nuestra valía y logros previos, pasamos a ser padres incompetentes, nefastos amantes, pervertidos en potencia que transitan por la vida con la cabeza baja huyendo de cualquier confrontación de género, que sería interpretada ipso facto como una pertinaz misoginia o un profundo machismo.
De esta manera, los jóvenes cachorros descubren una verdad verdadera: todo hombre que cumple con lo que la sociedad espera de ellos al comprometerse es únicamente un idiota y por tanto, buscan como locos otras posibles formas de relación que no sean tan peligrosas.
Vivimos desde hace algunas décadas en lo que se podría llamar "la sociedad feminista y cabreada" donde en aras de una supuesta igualdad de género, a pesar de la valía y cualidades que sin duda tienen muchos hombres, solo se visualiza los defectos impresentables de algunos pocos y se responsabiliza a todo el colectivo de los desmanes impresentables de esta minoría transformándonos a todos en asesinos, pervertidos, violadores y desechos humanos que solo mereceríamos la cárcel o el castigo profiláctico.
La masculinidad no es tóxica, es agresiva, competitiva, creativa, explosiva, inestable y necesaria. Es parte del motor de la creación.
Las que critican el patriarcado, deberían también reconocer que gracias al mismo, la mujer se ha liberado. Las que identifican el patriarcado con el capitalismo pueden tener algo de razón pero estarán conmigo que el capitalismo ha sido el único sistema eficaz que ha dotado a la mujer de las herramientas precisas para conseguir su real liberación.
Hasta ayer, los hombres en supremacía crearon el mundo que conocemos hoy. Por eso, me entristezco al confirmar, que el mundo que la mujer creará a partir de mañana, tendrá muchas luces y algún defecto. Exactamente lo mismo que nos pasó a nosotros cuando nos tocó hacerlo. Lo femenino, no es sinónimo de infalible ni más justo.
* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...




















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