El 1984 que acecha

"La libertad es el derecho de decir a la gente aquello que no quiere oír".
Oigan amigos, la frase que antecede, la escribió George Orwell en su novela 1984, y tenía toda la razón. Estarán de acuerdo conmigo que oír siempre las mismas historias adecuadas y correctas que nos dispensan nuestros próceres, ocultándonos la cruda realidad que siempre es perversa, según ellos, no nos permiten pensar, evaluar, decidir y elegir, ser libres en definitiva.
Toda esta situación, es injusta y nos transporta a la niñez. En nada nos favorece este tratamiento condescendiente, no necesitamos más filtros, ni censores que nos eviten escuchar lo que ellos decidan que es inadecuado, para proteger así nuestra existencia y buscar felicidad y nuestro mejor acomodo, según alardean. Yo ya viví la censura del franquismo, muchos de ustedes no y por eso, no se dan cuenta del peligro real que esto supone.
Uno de nuestros actuales calvarios, de las esclavitudes que tenemos que sufrir en nuestro tiempo político, supone soportar la plaga de la corrección política, que de forma concreta, violenta, desmesurada y sin vergüenza alguna, invade todas las actividades y organismos del mundo desarrollado, creando de forma eficaz, una censura asfixiante que, en no pocas ocasiones, provoca daños graves tan evitables como estúpidos.
Lo peor del tema, supone la condena de la sociedad al inmovilismo, la ignorancia, al no permitir el análisis frio, pausado y objetivo, de muchos circunstancias y hechos, que se han transformado en dogmas de la nueva fe política y solo pueden tener una única interpretación, bajo el castigo de anatema si se explican de formas distintas a las consideradas adecuadas o simplemente se critican y no se comparten.
Los nuevos dogmas forman una lista tan larga que no cabría en este artículo pero podríamos iniciarla: la victimización social, los derechos sin deberes , el feminismo, el lenguaje inclusivo, el lenguaje político, la inmigración, la vivienda, la sanidad pública, la orientación sexual, el aborto, la Nación, la inviolabilidad e impunidad de los representantes políticos, la maldad intrínseca del género masculino, la infancia contra las familias, la educación, la ecología, el trato hacia los animales y un largo etcétera.
También, puede haber circunstancias innegables, evidentes y sobre todo reales e incontestables que ni si quiera se pueden mentar, porque la sola pronunciación de estas palabras, están cargadas de la maldición de los "bienintencionados" y suponen siempre un insulto para un supuesto colectivo indefenso. ¿Está bien visto, por ejemplo, decir "negro" sin silenciador, sin sordina o sin explicaciones previas? Las palabras son solo una convención de signos para identificar cosas o hechos, pero no son más importantes que lo que definen.
Empero, la evolución, la verdad, la maduración personal se consigue de otra forma, justo lo contrario a ese pensamiento ingenuo y pueril. Se obtiene al comprobar que el mundo no es siempre bello ni bueno, que hay personas malas, impresentables, que existe el dolor y la injusticia. Esta forma políticamente correcta es ineficaz para solucionar los problemas que se pretenden resolver. Es la forma que tienen las mentes superficiales y aniñadas de solventar las crisis que les afligen, ante el esfuerzo real que supondría la transformación del mundo, que tanto cacarean quieren cambiar y no están dispuestos a sufrir el esfuerzo de hacerlo por vagancia y demagogia, deciden sencillamente, cambiar las palabras, pensando que ese cambio lingüístico, soluciona el problema. Ilusos, solo consiguen así, salvar la mala conciencia de algunos idiotas proclives al sufrimiento inveterado. Lo malo de esta historia, es que parece que han convencido a todo el mundo.
Bien, ustedes sigan llamando al negro, hombre de color. El racismo, se soluciona así. Ustedes sigan feminizando todas las palabras del Español, hasta las que no tienen femenino que eso les asegurará, el respeto que toda mujer merece por vivir aunque en su día a día, no lo practiquen.
Deberemos aceptar, que no todo el mundo piensa lo mismo y que la mera intención de que todos lo hagan es intrínsecamente despótico e injusto. La corrección política, como concepto, es incongruente, se acepta la multiculturalidad con naturalidad mientras que se les margina en guetos y no se acepta el libre pensamiento al considerarlo peligroso porque puede llegar a la conclusión de que determinados tótems no son ciertos.
Esto es incongruente, porque lo que es, es y además, cae por su propio peso aunque cambiemos las palabras y nos obcequemos en no reconocerlo. Se da el hecho, de que cada uno, tiene una sensibilidad determinada, por tanto, no es posible ser riguroso en lo que es incorrecto o correcto. Las fronteras no son nítidas y el hecho de diferenciar a alguien supone señalar al contrario. No olvidemos que casi siempre, las ofensas en estos casos, no está en el emisor, sino más bien, en el receptor que por otro lado, está deseando ofenderse y rasgarse las vestiduras porque este es su "modus operandi". El problema es que, de tanto quitarse la ropa, hay determinados colectivos, que desde hace tiempo transitan en pelotas.
Por otro lado, puede haber descubrimientos científicos, por ejemplo, que sus resultados no avalen estos nuevos dogmas, y los científicos prefieran falsear los datos objetivos que divulgar la realidad para no ser rehenes de herir la sensibilidad de colectivos poderosos que les destrozarían sin compasión si se sintieran agredidos, siendo más "inteligente", plegarse al discurso de lo correcto al uso.
No pongan cara de susto. Esto ha sucedido, sucede y sucederá mientras el hombre sea hombre, y la mujer, también lo sea (¿). Bien, si ven por ahí a Galileo Galilei se lo preguntan y ya me cuentan.
La sociedad occidental, se ha vuelto ingenua y candorosa y está obsesionada en obtener "áreas de confort" por doquier. Espacios donde no haya duda de nada, todo esté solucionado, se proteja nuestros déficits y carencias financiadas todas a coste cero y para esto, es preciso endiosar diversos paradigmas, derechos, organizaciones, sistemas y un largo etcétera, promoviendo que nadie los discuta, analice o intente mejorar o tenga un discurso en contra, considerando estas actitudes, si suceden, como reaccionarias.
La carencia de madurez, de conocimiento e intelectualidad y también de educación y urbanidad, produce que la mayoría de las personas, cuando escuchan una opinión política contraria a la suya, se sientan directamente contrariados hasta llegar al insulto personal. Tornan los sentimientos por encima de los hechos, las razones no tienen sentido y cualquier opinión válida a priori, se desacredita tachándola de racista, sexista, discriminatoria y la larga lista de dogmas totémicos a los que antes me referí. Esta gente que actúa así, vivirá mejor porque su mundo será simplón y binario, se sentirán siempre los elegidos y los demás, quedarán señalados como apestados. Sin embargo, lo que se consigue por este camino es favorecer la cultura del miedo.
Para terminar, debemos exigir, nuestro derecho a tener la oportunidad de rebatir cualquier criterio, idea, dogma o tótem intocable político, como hemos aprendido a hacer con la religión católica, no con otros credos por cierto, como antesala de nuestra libertad personal, nada respetada a fecha de hoy y con un alto peligro de perderla definitivamente.
Amigos, nuestra renuncia al libre pensamiento para evitar las complicaciones de herir la sensibilidad de cualquier colectivo especializado en sus penas es más peligroso que estúpido porque deshace el corazón mismo de nuestro sistema democrático y promueve una falsa tolerancia beatifica hacia lo político. El respeto es la clave, el respeto con todo y con todos, sin exclusiones ni falsos cordones sanitarios y a la vez, poder expresar con libertad nuestras ideas y argumentos. Si actuamos así y a cambio, alguien se ofende, no nos debe importar porque nuestro silencio, solo le favorece acercarnos al mundo que nos describió George Orwell en su novela 1984 y estarán conmigo que ese futuro, no lo quieren para sus hijos.
* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...


















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