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RAFAEL SIMÓN GALLARDO
RAFAEL SIMÓN GALLARDO Viernes, 26 de Abril de 2019

Los Picapiedra, el vino y el estado civil

Oigan amigos, hoy me dirijo a Pedro y Pablo, a Casado y Rivera como doble parejas meritorias a presidirme en breve. No sé si van en pareja, tríos misteriosos o serán monopartales. Voy a escribir lo que me hubiera gustado decirles a la cara sin tapujos y con la venia de los moderadores televisivos.

 

Yo comprendo que ustedes piensen en su muy particular y simplona visión dicotómica del mundo y de la vida, cambiando lo que se debería de cambiar para justificar su maniqueismo recalcitrante y patológico para que yo, simple mortal, lo perciba  como real y cierto. Mutatis mutandi: blanco o negro; pobre o rico; opresor u oprimido; facha o antifascista. Buenismo o reaccionario, derecha o izquierda, mujer u hombre, sistema o antisistema, separatista o español, listo o tonto de los cojones.

 

Les entiendo al constatar que se comuniquen conmigo mediante tuits y mensajes publicitarios, incluso utilicen fake-news para redirigirme de forma efectiva a los rediles que me preparan sin disimulo. En estos momentos, lo comprendo todo, pero sepan que no lo comparto ni lo apoyo. Además, con bastante enfado, no les tolero que piensen que soy idiota.

 

Repitan conmigo; no eres idiota. Gracias por hacerlo, me reconforta. Además, les aclaro que no soy rara avis, como yo hay mucha gente. Lo que pasa es que hemos estado en otras cosas importantes hasta ahora, permitiéndoles a ustedes, realizar sus actividades, mientras nosotros buscamos salarios, trabajo y damos cobijo a nuestros seres queridos. Mientras ustedes, se dedican a las peleas de barro, las ofensas y los cordones sanitarios.

 

Por eso, les pido la valentía y el respeto de tratarme como adulto, si saben o pueden. No me hablen como a los  niños, ni limiten sus mensajes a la capacidad de un tuit porque hay cosas que no se pueden explicar en tan poco espacio, casi diría que nada se puede entender con tan pocos datos. Yo sé que soy capaz de alcanzar más nivel, prueben a hacerlo, tengo un cerebro más grande que la famosa aplicación del pajarraco, no les defraudaré.

 

Ahora caigo que cabe la posibilidad de que ustedes sean el problema, no yo y solo sepan hablar como niños y no puedan leer más de 280 palabras, ni recordar su anecdotario si no lo leen. Esta posibilidad me acaba de producir  un escalofrío enfermizo porque uno de ustedes cuatro, irremediablemente será mi presidente en breve. Estoy harto del devastador desprecio con que me tratan y además del hecho de que me transfieran a mí, la responsabilidad de sus propios fracasos sabiendo que yo seguro, les importo una mierda. Mientras ustedes, desconocen la autocrítica y el sacrificio y se permiten seguir dándome lecciones con la superficialidad que les caracteriza y la profundidad de un parvulario.

 

No utilicen conmigo estrategias que detesto, "que viene el coco". Al coco, le han reanimado, mantenido y favorecido ustedes mismos. Expliquen, hablen, no me asusten porque además no les creo y ustedes solos, los cuatro juntos, me dan más miedo que la invasión de los ultracuerpos, fantástica película de ciencia ficción.

 

Que descorazonado he quedado tras verlos en los debates últimos. Han sido dos debates en batería por culpa de los errores estratégicos de uno de ustedes, el que no quería debatir, se ha llevado dos tazones de sopa, por listo.  Que desastroso nivel cultural, que vergüenza, que talla intelectual, que simplonería, que pantomima y cuanta hipocresía. Todos ustedes  cuarentunos largos, jovenzuelos sin experiencia real de la vida  discutiendo del sexo de sus propios ángeles y de los cuernos del vecino. No hay duda, piensan que soy idiota y además, de lo que son conscientes, unos más que otros es de su falta de preparación que intentan ocultar. Un Churchill no se improvisa sin esfuerzo.

 

Por eso pasó lo que pasó; uno, intenta evitar debatir porque adolece de elasticidad dialéctica, agilidad mental, sólo puede memorizar cortos eslóganes y lo demás lo tiene que llevar por escrito. Otro sufre mutaciones religiosas a monaguillo constitucional y se parece mucho a Gandi con lecciones de elegancia y saber estar al más puro estilo británico. El siguiente parece un niño hiperquinético que no se ha tomado medicación y está todo el rato dando por culo y para terminar, el último sigue el consejo de parecer más moderado y no ofender a nadie, y lo que  termina pareciendo es un estreñido sin supositorios a punto de la explosión mientras sonríe forzadamente.  

 

Hoy entiendo que prefieran todos ellos los programas de entretenimiento a los debates políticos, creen que es importante que sepamos si fueron jugadores de baloncesto, o ligones, o cocineros o incluso guitarristas eléctricos, nadadores, quienes fueron o son o serán sus novias o parejas o parejos o si bailar la samba les fascina y les relaja. Todos estos temas no son vitales para decidir quién de ustedes será mi próximo presidente, a pesar mío.

 

Deberé elegir el que menos daño pueda causarme a mí y a mi entorno familiar. Dura elección.

 

¿Oyen el silencio? Les juro que no me pienso poner cursi.

 

Hoy, echo de menos cuando Pedro y Pablo eran solos los picapiedra, Rivera un buen vino y Casado un estado civil. Que buenos tiempos entonces y que nubarrones se avecinan.

 

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...

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