El Senado: la cámara olvidada

En una ocasión, un allegado, con tono solemne me afirmó su deseo de ser senador, de subirse a uno de esos escaños de la mítica cámara alta, aquella odiada cuna legislativa para el secesionismo catalán, donde nació el 155, esa herramienta constitucional que algunos acusan de atentar contra la carta magna. Órgano, en muchas ocasiones detestado, que ejerce de puente entre Madrid y los rincones más inhóspitos de nuestra nación. El Senado es el punto intermedio entre las altas esferas de la política, situadas en el Congreso de los Diputados, siempre se ha dicho que la política que se ejerce en la cámara baja era superficial-, y las provincias.  

Vitoreamos a los diputados, mientras, en ocasiones, los senadores pasan a un segundo plano. Durante los últimos años este órgano ha degenerado como consecuencia del mal uso que han hecho de él algunos partidos como el Partido Popular o el PSOE, que utilizaban esta institución como cementerio para sus elefantes políticos. Si ya no vendías votos, recogías tus cosas del despacho en la carrera de San Jerónimo para mudarte como nuevo inquilino en un compartimento del Senado. La labor de los senadores, aparentemente, es baladí, como si en esa cámara, -culpa en parte de las clásicas fuerzas políticas- no se hiciera gran cosa más allá que posturear y ostentar un cargo de cierta importancia. Ser senador, injustamente, se había convertido en el consuelo de los necios, en aquellos que no habían conseguido llevar a buen puerto su carrera política o esos, que para su desgracia, se les había pasado el arroz. En los últimos compases, este órgano ha adquirido cierta relevancia, gracias en parte, a la importancia constitucional de dicho órgano para hacer prevalecer el Estado de Derecho. El Partido Popular, la formación acostumbrada a utilizar la cámara alta a modo de pasatiempo para sus políticos prejubilados, ha cambiado de tendencia con el liderazgo de Pablo Casado enrolando en las listas del Senado a políticos como Rafa Hernando o Pablo Ruz, el ultimo, un buen amigo, al que desde estas líneas, pese a las diferencias ideológicas, le quiero dar la enhorabuena. Otros partidos, como Ciudadanos, apostaron por enviar a dirigentes como Lorena Roldan o Luis Crisol, para cubrir los flancos de la cámara.

Sería interesante, que conociéramos nuestras instituciones y a los que la integran. Es evidente, que en el Senado, no hay ningún Rufián, aunque ahora con el desembarco de Hernando este órgano va a retumbar más que Alicante con los terremotos,-ya llevamos dos en una semana-, pero, es relevante apreciar su importancia para la pervivencia de la democracia y de la supremacía de la Constitución, y con ella, el orden social en nuestro país. Las labores que se llevan a cabo en el Senado son igual de cruciales que las que se desempeñan en el Congreso. Trabajo, del que se tiene que informar. Comunicación, que ha de hacerse de manera objetivo y sin trampantojos. Algunos medios, pese a que informan de la actividad parlamentaria de los senadores, lo hacen de manera sesgada, incluyendo todo tipo de actividad sin filtrar las labores importantes. El otro día, revisando unos datos facilitados por un medio, en referencia a los senadores de la Comunidad Valenciana, el senador con mayor actividad era el dirigente de Compromis, Carlos Mulet, al cual le atribuían un registro de 20.905 actuaciones entre preguntas y solicitudes. No dudo del ahínco de Mulet, pero en esta información no se ha diferenciado o estudiado la relevancia de cada una de las acciones.

Precisamente, unas actuaciones, las de los senadores de la provincia de Alicante en la anterior legislatura, que sería interesante destacar.

Muchas de estas actividades, como refleja la tabla anterior, se realizan en las comisiones, órganos diseñados para el tratamiento de determinados temas de interés que se estudiaran durante un periodo de tiempo determinado. El más activo en esta labor, Luis Crisol, uno de los primeros parlamentarios nacionales de la historia de Ciudadanos junto a Tomás Marco, desempeña funciones en 14 comisiones distintas. También es cierto, que los senadores de los partidos mayoritarios, tienen menos opciones de intervenir que las formaciones minoritarias. Durante esta legislatura, podemos destacar la comisión de Asuntos exteriores, la comisión de Educación, la de incompatibilidades y la de transición ecológica. 

Es hora de darle la importancia que tiene al Senado, órgano, bien lo saben los secesionistas, sin el cual, no hubiera sido posible la aplicación del 155. Así que, si quieres a España y a la democracia, no dejes en blanco la papeleta salmón porque si no vencerán los de la rebelión.

* Jorge Brugos es Coordinador de Comunicación de Ciudadanos (Cs) en Alicante ciudad.