El bastón de ámbar de John Hammond

Oigan ustedes,  amigos y enemigos, hoy quiero advertirles del espécimen peligroso que nos pueden fastidiar la vida a nosotros los mortales.  

La España que pasó de la Dictadura a la Democracia sin sangre, la España de la transición, estudiada por todas las teorías políticas de las universidades, la que olvidó por ambas partes los agravios, la que levantó la cara y miró al futuro por primera vez en su vieja historia para darnos 40 años de paz y de riqueza, que nos hizo por fin ser Europa ha empezado a pensar con el culo, como siempre hicimos antes, nos estamos superando.

No tiene perdón la cantidad de gente que piensa, pero lo hace en silencio, con miedo a expresar lo que siente. Si solo se piensa y nada se dice, no hay diferencia alguna con los que nada tienen en la testa; todos tontos. Pensemos un poco y gritemos al viento lo que aúlla en nuestras cabezas. Sorprendamos por una vez, dejemos de ser rebaño para ser pueblo soberano.

Me aturde la verborrea del político de turno que más parece un vendedor de feria. Me refiero al desleal embrollador que habla lleno de prepotencia implacable, hace que las palabras nos parezcan definitivas, plagadas de verbos y adjetivos que encarcelan la realidad.

Es el falaz hipócrita sutil vestido de comunión, inmaculado en apariencia, que hoy se manifiesta por falta de recursos propios o quizás por tanto cambio de planes de estudios sufrido, más simplón y casposo que antaño. Es el trapisondista que congela la vida, que la fija de forma vítrea como el bastón de ámbar de John Hammond en Jurasik Park, ese báculo que encerraba un mosquito grande y hermoso, que casi parecía vivo y nos cuenta que además, ese insecto, picó a un dinosaurio gigante hace miles de años y se le puede extraer la sangre de la panza para conseguir los genes  del saurópsido muerto y así revivirlo.

Por eso el falsario, nos jura que volverán a vivir los dinosaurios. Volverán antiguos tiempos que él cree fueron mejores pero que para nada vivió ni experimentó, no fue perseguido, herido ni muerto por ese motivo. Todos estos pasmarotes viven llenos de teorías e historia reescrita por torticeros interesados y quieren cambiarnos. "El cambio". ¿Por qué no cambias tú? ¿Por qué no te callas y haces mutis por el foro?

Renacerán otros tiempos, nos cuenta, los dinosaurios que antaño nos separaron y nos hirieron camparán a sus anchas y conseguirán lo que antes no pudieron; nuestra felicidad, justicia y libertad. Las eficaces  palabras convencerán a muchos y nos alarmaran a algunos. Esos líderes que tan bien hablan, resucitarán a monstruos muertos que nos jurarán, son mejores que nuestra triste vida, nuestra realidad denostada.

Lo que no nos cuenta es que para que vuelva el lagarto gigante, debe mezclar sus genes con los de la rana, se calla que será una abominación, sabe que cada cosa tiene su tiempo y la era de las bestias gigantes, fue barrida por un meteorito y no tienen sentido hoy. No nos dirá que el monstruo que salga se comerá en primer lugar a nosotros mismos y finalmente a él pero en la búsqueda de su  propia fortuna y permanencia, piensa que en algún momento, al límite, podrá redirigir las cosas, dar el volantazo de estadista y salir victorioso; él seguro y pocos de nosotros también. Pobres idiotas todos.

Así es la política, tiene la capacidad de separarnos siglos del presente y nos dice que olvidar el pasado próximo es lo mejor. Pero la vida, no es como las falsas palabras que encorsetadas parecen inamovibles, certeras dentro del ámbar de la vara que más adelante nos flagelará. Las cosas de la vida son difusas, y por eso están vivas, porque son difusas y no están perfiladas, no se dejan aprisionar porque sencillamente son libres. Gozan de una libertad que ya me gustaría a mí para la mayoría de nosotros.

Ya nos lo advirtió Al Capone; "Usted puede conseguir más con una palabra amable y una pistola que solo con una palabra amable" . No sé si son conscientes de la violencia de las palabras actuales, la palabra se acompaña de "la pistola", del frenesí del odio hacia el otro, el desigual a ti.  De la vehemencia y excitación del que nos aconseja cambiarlo todo, romper las reglas, la vara de medir para hacer otra nueva más justa que oculte la corrupción donde él cohabita. Con esto no quiero decir que sea mejor ser inmovilista pero no reconocer que España ya ha cambiado mucho en esto 40 años es de idiotas y por eso las fórmulas de siglos pasados no tienen razón de ser hoy. Solo pueden engañar a jóvenes incautos, a resignados y a vengativos inveterados.

Nos  contarán mil cuentos, milongas con voz grave y mirándonos a los ojos, poniendo las manos ignífugas en las hogueras de las vanidades sin quemadura alguna después y si es preciso cambiarán de idea, de música y de letra, se comerán lo que antes nos dijeron sin problemas porque saben que comerse las palabras  forma parte de su  dieta equilibrada y ni  engorda ni enrojece y si hace falta, se pide un perdón pequeñito, falso, fraudulento y apócrifo y a otra cosa mariposa.

Estamos rodeados de  lobos y aunque en algunas ocasiones tengan momentos de debilidad y se pongan de nuestro lado, pensando que sería mejor que huyéramos saben con certeza que solo somos corderos y ellos en definitiva lobos y ya se sabe, no se puede obviar los designios de la madre naturaleza y ellos se sientan en lo más alto de la cadena alimenticia y nosotros bien abajo.

* Rafael Simón Gallardo es médico y cuenta cuentos inveterado...