Del Sábado, 04 de Octubre de 2025 al Jueves, 30 de Octubre de 2025
President de la Generalitat, Rey de Matrix

Siete en punto de la mañana. Suena el despertador. Un Carles Puigdemont atolondrado por el transito del sueño a la vigilia abre los ojos con la esperanza de encontrar a su esposa yaciendo junto a él en la misma cama. Una ilusión. Su mujer, esa periodista que conquistó gracias a su melena remolona, se encuentra en Cataluña, ósease España, mientras su figura trata de internacionalizar el procés desde su sede en Waterloo. Desprendido de la morriña que le genera el hecho de no estar junto a su amada, coge de la mesita de noche un bote de pastillas. Píldoras azules, que como cuenta José Serralvo, en su magistral novela, Independencia en la granja, donde un animalizado Puigdemont bautizado como Puerquimón, trata de liberar a la Granja Catalana de la Granja ibérica, sumergiéndole en una realidad paralela. Existencia, en la cual, Puigdemont ejerce como President de Cataluña de manera telemática como consecuencia de un exilio forzoso.
Su mansión, ejerce como sede del Govern catalán. Como Kant, aquel filosofo que nunca salía de su morada, y solo aceptaba reunirse con las gentes si estos aceptaban viajar hasta su casa en Königsberg, Alemania, Puigdemont hace lo propio convirtiendo a su hogar en Bélgica en el centro de mandos de su estrategia. Cada día, curiosos como Carolina Punset o algún iluminado soberanista de Flandes o de Baviera acuden a su residencia con la intención de aunar fuerzas para su misión. El objetivo de destruir España, el fin de sumir a Cataluña en la crisis más profunda que la región de los intelectuales ha vivido en siglos. Solo importa la independencia. La sanidad, la educación y la economía de su territorio es baladí, lo único relevante y que merece todos los esfuerzos es la emancipación de Cataluña. Mientras su siervo Quim Torra gobierna desde el terreno, él constituye un Consell de la Republica para propagar la campaña soberanista por todo el orbe.
El President de paja Torra le envía un Whatsapp preguntándole por las listas de espera en los hospitales de la Generalitat y por los barracones en los colegios, pero Puigdemont no le responde sobre el contenido que le interesa a su esbirro. Simplemente añade dos emoticonos, uno el del brazo musculado, otro, el del lazo amarillo, y escribe las palabras, “Quim, se fuerte”. Marcándose un Rajoy, consuela a su marioneta escurriendo el bulto sin entrar en el fondo de los problemas. Si el expresidente de Gobierno ignoró la corrupción de su partido y dejo caer a la cabeza de turco que era Bárcenas, Puigdemont hace lo propio haciéndose el loco y centrándose en lo único que le importa, la soberanía de su pueblo.
¿Se imaginan que un simple ciudadano se encontrara con Torra mientras da un apacible paseo por la Rambla y este le preguntara sobre las listas de espera en la sanidad catalana? ¿Le respondería con la independencia? Seguro que sí. Estese tranquilo, resista, cuando Cataluña sea independiente, nuestros hospitales serán tan eficientes como los de Singapur, dirá. Víctimas de los efectos de esas pastillas azules que te impiden ver la realidad, los soberanistas se creen que, convirtiendo su ficción en la existencia verídica las cosas cambiaran para mejor. ¿Crisis económica? Independencia. ¿Barracones? Independencia.
Nos quieren engañar como a chinos. Si Cataluña se encuentra en la situación en la que está, no es porque España les robe, sino porque los dirigentes “soberanistas”, y lo entrecomillo porque todo el mundo sabe que muchos de los que ahora enarbolan la estelada antes no eran independentistas, en lugar de gestionar, se han dedicado a robar a los ciudadanos. A esos que les venden la moto pintando a una Republica Catalana ideal. País ficticio, moldeado gracias a una imaginación contaminada por la pastilla azul. Nación, que, de existir, no sé si tendrá barracones, o listas de espera, pero tengo el convencimiento, de que no tendrá empresas. Esas instituciones que crean riqueza, esas corporaciones que están abandonando Cataluña a pasos agigantados. Más de 4.000 van ya. ¿Cuál es su solución para frenar la fuga masiva? Y no me digan la independencia porque ese es el problema, no la solución.













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