Torra y Sánchez: Cómplices de lo ilegal

Recostado, acomodado, dubitativo y melancólico, Pedro Sánchez se acurruca junto a su mujer, mientras se protegen con las frescas y suaves sabanas de su cama en la Moncloa. Todo ello sabiendo que de un momento a otro sus socios de gobierno, los independentistas, Quim Torra y Puigdemont, pueden dejarse llevar por el clamor de la turba secesionista radical y dar un nuevo golpe al Estado de Derecho. Confuso, da vueltas y vueltas en la cama. A la izquierda, a la derecha. Del mismo modo que se planteamiento ideológico, el cual empezó diciendo que era socialliberal para después abrazar y homologarse a Podemos, va dando bandazos en el colchón como consecuencia de su miedo e indecisión. ¿Aplica el 155, dimite y convoca elecciones para no depender del apoyo parlamentario de los que quieren romper España, o continúa en la poltrona poniendo por delante sus intereses personales a la integridad de la nación?

Ya no hay tiempo. El señor Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, tiene que jugar. O continúa formando quinteto junto a Torra, Rufián, Puigdemont y Torrent o convoca elecciones para retirarse y dejar paso a alguien que compita de verdad por los intereses de los españoles en lugar de por los suyos propios. España no puede permitirse el lujo de tener un jefe del ejecutivo que está más tiempo en el avión y en reuniones con sus colegas que ejerciendo la representación de los ciudadanos y velando por su seguridad. Compatriotas, que como me confiesan, están asustados por la situación en Cataluña. Conflicto que pese a que cada día vaya a más el señor Sánchez actúa como si su estrategia de amedrentamiento estuviera llevando a buen puerto el enfrentamiento en Cataluña.

Siendo sincero, no tenía pensado escribir sobre el 1 de octubre, pero el mensaje de una amiga preguntándome si tenía la intención de emanar un río de tinta respecto al tema, me animó a hacerlo. Allegada, que me confesaba su pesar y desazón al ver las imágenes de la conmemoración del 1 de octubre. Ciudadana, que, como millones de españoles, se preguntan día a día en que va a terminar esto. La serie de nunca acabar. El conflicto que, cuando parecía que llegaba a su fin, se relanzó con más radicalidad y fuerza. Secesionismo, que, puede que esté más dividido que nunca, pero esa brecha puede coserse gracias a la presión y acoso de los suyos. De esos que tanto tiempo llevan adoctrinando en las aulas de los colegios e institutos. Aquellos jóvenes incrédulos e inocentes que fueron el embrión del monstruo que ahora ha nacido. Esa turba fanatizada y radicalizada a base de píldoras anti-españolidad, que ahora no duda en golpear, pisotear o escupir cualquier ente relacionado con España o que le impida conseguir su objetivo. ¿Qué objetivo? La independencia. Emancipación que querían conseguir entrando en el Parlament. ¿Para qué? ¿Para violar en grupo a Inés Arrimadas y pegar una paliza a Xabier Garcia-Albiol? Solo sé que los diputados de Ciudadanos tuvieron que salir escoltados del Parlament. Luego los fascistas somos nosotros… 

Ni Pedro Sánchez, ni Quim Torra están a la altura de sus votantes. Ah, no, que a ninguno de los dos se les ha votado. Uno entró por la puerta de atrás de la Moncloa y el otro lo hizo de rebote en la de la Generalitat. Si Sánchez tiene que dimitir por su incompetencia y complicidad con los golpistas, Torra debe irse por su colegeo con los terroristas de los CDR.