Más que botellines

En la última semana ha corrido más que la cerveza en verano, una iniciativa promovida por diversos sectores de la población que se enfrenta a la injusticia socio lingüística que nos invade hace siglos. Nueve de cada diez “dentistas”, curiosamente los mismos que prefieren el chicle sin azúcar, han constituido una plataforma contra el lenguaje inclusivo en su profesión, aburridos de que se les califique en femenino. En estos momentos “higienistas” dentales y “ortodontistas ” valoran en asamblea adherirse a tan razonable y justa propuesta.

La cuestion ha corrido como pólvora en la profesión “médica”. “Internistas”, “anestesistas”, “oculistas”, “genetistas” y “psiquiátras” se han sumado inmediatamente a la misma y coinciden en reivindicaciones y objetivos. ¡Ya está bien de una discriminación sin sentido que mina nuestra autoestima y moral!, ha declarado el “cabecilla” del movimiento. Como primera medida de presión, así a lo loco, a partir de lunes no se pondrán las “batas blancas” características que les señalan en los hospitales ni “tarjetas identificadoras” con sus “fotografías” a las que pasarán, inmediatamente, a llamar retratos.

El mundo de los “juristas” no se ha hecho esperar, “penalistas”, “civilistas”, “fiscalistas”, “administrativistas”, “procesalistas” y “constitucionalistas” se muestran afines a estas reclamaciones estando previstas reuniones y juntas con la “judicatura y magistratura” en las que, en solidaridad con sus compañeros de género, se postula evitar vestir y llevar “togas” y “puñetas” en “vistas públicas” así como dejar de dictar “sentencias” por la carga de inclusividad que conlleva y la discriminación “lingüística” que supone para un amplio sector de la sociedad.

Lo que parecería ser una “soberana chorrada” de mentes obtusas, aburridas y sin otra cosa mejor que hacer, ha calado también en buena parte de los “artistas” debaten su incorporación. Entre ellos destacan “cineastas”, “guionistas”, “cámaras” y “humoristas”, quienes no soportan más no saber, exactamente, de qué género concreto es su profesión, causa del 80% de las bajas médicas por serios desordenes de conducta. “Periodistas” sobre todo “columnistas” han tomado también cartas en el asunto cambiando el nombre de sus columnas y pasando, de momento, a denominarlas pilares.

Hasta que la cuestión no se aclare definitivamente y se resuelva la mayor crisis que España ha vivido en siglos, más grave que la pérdida del Imperio y las “colonias”, “funambulistas”, “trapecistas”, “contorsionistas”, “malabaristas” y “orquestas” (compuestas sobre todo por “violinistas”, “pianistas”, “flautistas”, “clarinetistas”, “guitarristas”, “bajistas y “vocalistas”) se han negado a actuar guardando silencio ante la “batuta” de directores desesperados porque trombones, tambores y triángulos, de clara tendencia “machista”, compongan una mínimamente audible melodía.

Se espera, con el retraso clásico, que los sectores religiosos se incorporen a la polémica, teniéndose noticia que “Maristas” y “Jesuitas” son partidarios mientras que Dominicos, Franciscanos y Salesianos no quieren ser más “papistas” que el Papa, previéndose un debate mayor de si Cristo era o no dueño de las escasas y raídas ropas que portaba.

Pero lo que más se teme por los “congresistas” sean de tendencia “comunista”, “socialista”, “independentista”, “soberanista”, “arribista” “oportunista” o “egoísta”, es la asunción de estas propuestas por dos núcleos base de la sociedad, a saber, el transporte y el deporte. “Transportistas” y “taxistas” amenazan con paralizar el país mediante “huelgas” que prefieren llamar paros temporales de cese de convivencia, en firme o diferido.

Los segundos, cansados ya de que sus derechos de género sean sistemáticamente olvidados o relegados a segundo plano por cuestiones menores, como el déficit público, la caja de las pensiones o el desempleo, debaten negarse a competir mientras no se asuma que estamos ante un serio problema que demanda urgente solución. “Piragüistas”, “esgrimistas”, “velocistas”, “fondistas”, “ciclistas”, “tenistas” y, sobre todo los soberanos, “futbolistas”, no dan pie con bola desde que el debate se ha hecho público

Se espera que, en breve, otras profesiones como “antenistas”, “cambistas” o “socorristas” se pronuncien al respecto, desconociendo si los “comisionistas” tienen algún interés en el asunto.

Las primeras e innegociables exigencias serán la eliminación de los artículos discriminatorios y opresivos “el”, “la”, “los” y “las”, sustituidos directamente por los neutros “lo” y “les”, que si bien en principio harán que suene como el culo cualquier frase en la que se incluyan con el paso de los días, quizá minutos, se olvidará la polémica al ser sustituida por cualquier otra de similar esencial importancia. Junto a la anterior reivindicación también se exige la Paz Mundial.

* Enrique Vila es abogado. Fundador del despacho Romiel y Vila Abogados