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JORGE BRUGOS Viernes, 20 de Abril de 2018

El alcalde, la modelo y la urna

Se avecina un gobierno breve y pequeño, tan chico, como la urna que no ha dado la alcaldía a ninguno de los candidatos. Ni Eva, ni Luis. Aquella caja más cutre que los tuppers que se utilizaron para el referéndum del 1 de octubre, no se ha posicionado y ha tenido que ser la Ley, la que elija al próximo inquilino del Ayuntamiento. Ordenamiento electoral, que por el hecho de que el Partido Popular fue el partido más votado en los comicios del 2015, se ha decantado por Barcala.

 

Circunstancia democrática, que tanto ha repetido Eva Montesinos en su discurso. Hasta la saciedad, ella insistía en que lo democrático sería que la izquierda gobernara en Alicante. Construyó un mantra con el fin de que este calara en sus detractores, pero al final todo estaba decidido. Disparo, que a la candidata socialista le ha salido por la culata por el simple hecho de que el mismo argumento de ser la opción mayoritaria escogida por los conciudadanos también podría utilizarla el PP por el hecho de ser la fuerza con más apoyo popular. Circunstancia, que al final le ha otorgado la alcaldía a Barcala y ha hecho que el pase de modelos con el que nos deleitaron los miembros del tripartito a la hora de introducir su voto en la urna quede en mero postureo barato y ridículo.

 

Porque disculpen, pero no he podido evitar soltar una carcajada cuando uno por uno de los miembros del tripartito han ido enseñando su papeleta y posando ante las cámaras como si estuvieran haciéndolo para un calendario de primavera. Primavera, que la sangre altera. Perturbación que se ha trasladado al Ayuntamiento de Alicante no solo cambiando la cara del regidor, sino las siglas de este. Primero fue el tripartito, a continuación, como si de la antigua Roma se tratara, el triunvirato quedo obsoleto y Gabriel Echevarrí, como ocurrió con Julio Cesar, acaparó todo el poder y se desprendió, de forma obligatoria y por soledad, de sus socios. Melancolía y presión mediática que al final le acuchillaron como al emperador romano. Asesinato político que ha servido en bandeja de plata al Partido Popular no solo la cabeza del ex regidor, sino también las llaves del consistorio. Barcala ya tiene el cuadro que tanto ansía Sepulcre, ese retrato que ocupara la pared del Ayuntamiento. Ese espacio, que como ha dicho la Portavoz de Ciudadanos, Yaneth Giraldo, se está quedando corto con tanto retrato. Abundancia de caras conocidas y no tan amigas, que pone de manifiesto el caos político que los alicantinos tienen que soportar. Que si Castedo, que si Valor, que si Echavarrí, que si Barcala… Tantos nombres en solo 5 años. Como me decía un anciano bonachón en el autobús: “Con lo que me había costado aprenderme el nombre del acalde, ahora van y lo cambian”.

 

Los alicantinos están cansados de tanto trueque de nombres. Transformación ideológica del consistorio que era innecesaria teniendo en cuenta el escaso tiempo que queda de legislatura para cambiar las cosas. Alcaldía de Barcala que no es más que un comodín para empezar la campaña electoral antes de tiempo y conseguir que el actual regidor repita como candidato a sentarse en la poltrona. Aunque cuidado con Asunción Sánchez Zaplana, que hoy estaba presente en la investidura quizá para ver si Barcala le cedía el bastón de mando y así regresar a su querida Alicante como alcaldesa por fin.

 

La regidora, que le hubiera encantado ser a Montesinos. Esa a la que apoya Compromis porque según Natxo Bellido, no podían apoyar a un partido como el PP que ha asolado la Comunidad Valenciana con la corrupción durante 20 años. Corruptela, que, según los tribunales, también salpica al partido nacionalista y al PSPV por la financiación irregular de las campañas del 2007. Aspecto, que demuestra que la corrupción es secundaría y que lo que importa es el color político del candidato. Así que señor Bellido, no vayan de regeneradores y dando consejos de honestidad cuando todavía tienen que limpiar su propia casa mientras pactan con un partido que tampoco se salva de la quema por actuar de forma ilícita como atestiguan los cientos de cohechos como el caso de los ERE, el caso Aller, caso Almenas, caso Arcos, caso Emperador… Demostrando, que, a ustedes, señores de Compromis y Guanyar,  no les importa que el perro este sucio y mal oliente mientras este lleve un collar con un color afín. Llamen las cosas por su nombre y no se amparen en corrupción cuando lo que quieren legitimar su decisión se llama ideología. Porque si la corrupción fuera el único problema, Alicante estaría gobernada por cinco concejales.

 

* Jorge Brugos es Coordinador de Comunicación de Ciudadanos (Cs) en Alicante ciudad.

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